Page cree que el PSOE ha perdido el control: “Hay demasiada espiral en crecimiento”
En una de sus intervenciones más críticas de los últimos meses, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha advertido de que el PSOE atraviesa una etapa marcada por una “secuencia de amoralidad” que está erosionando la imagen del partido y generando una profunda desmoralización entre militantes y votantes. Durante una entrevista telefónica este jueves en el programa de Jaime Cantizano en Onda Cero, el dirigente socialista insistió en que la organización vive una situación “en espiral” que, lejos de frenarse, se agrava conforme avanzan las investigaciones judiciales y se conocen nuevos comportamientos impropios de cargos vinculados al partido.
Una espiral que desmoraliza a la militancia
García-Page, uno de los barones autonómicos con voz más crítica dentro del PSOE, lamentó que la formación haya entrado en un terreno donde se combinan supuestos casos de corrupción, actuaciones irregulares y conductas éticamente cuestionables que, a su juicio, “no representan en absoluto a la inmensa mayoría de socialistas que se dejan la piel cada día”. En sus palabras, “hay muchísima gente de bien que no se merece este escándalo en espiral que se está planteando”, y que siguen sintiéndose parte de un proyecto político que consideran esencial para el país.
A lo largo de la conversación, el presidente castellanomanchego utilizó expresiones contundentes para referirse al daño producido por estos casos. Una de las frases más significativas, que ha resonado con fuerza en el ámbito político y mediático, fue su advertencia de que “cuando uno se encuentra a alguien que es amoral en el bolsillo, hay que esperar que lo sea también en la bragueta”. Con ello, Page quiso subrayar que quienes actúan sin principios en el terreno económico o político pueden extender esa falta de ética a otros ámbitos de su vida pública o privada. “Lo que estamos viendo es una dosis tremenda de amoralidad; si alguien se conduce así en una faceta, no hay motivo para pensar que será ejemplar en las demás”, añadió.
La pérdida de control dentro del PSOE
Además de denunciar la dimensión moral del problema, García-Page puso el foco en sus consecuencias prácticas para la dirección federal del PSOE. Aseguró que, con la acumulación de casos, “se ha perdido el control de la situación” y que cada nueva información parece abrir un hilo que conecta con otro, generando la sensación de que la crisis no está contenida. Esta “espiral en crecimiento”, como la definió, sitúa al partido en una posición delicada tanto ante sus bases como ante el conjunto de la ciudadanía.
El dirigente socialista afirmó que esta dinámica resulta “desalentadora” para quienes sostienen el proyecto socialista desde el territorio, especialmente porque muchos militantes se encuentran dando explicaciones sobre comportamientos ajenos que, según dijo, “no tienen nada que ver con lo que representa el PSOE en su historia y en su compromiso con la sociedad”. Reclamó por ello que se actúe “con determinación, claridad y transparencia” para frenar la degradación de la imagen pública del partido y evitar que la pérdida de credibilidad acabe afectando de forma irreversible a su capacidad de movilización.
Un llamamiento a asumir responsabilidades
García-Page insistió en que no basta con emitir comunicados o desvincularse de los implicados una vez estalla cada caso. Considera esencial que la dirección asuma responsabilidades políticas de mayor calado y revise los procedimientos internos que han permitido, en su opinión, que ciertas personas accedieran a puestos de responsabilidad sin los filtros éticos adecuados. En este sentido, subrayó que “quien nombra a quienes se equivocan también tiene que mirar hacia dentro”, una alusión directa a la estructura federal del partido y a los mecanismos de designación de cargos.
El presidente regional alertó asimismo del riesgo de minusvalorar la indignación social. Señaló que actitudes como “esconder la cabeza bajo el ala” o intentar restar importancia a los casos solo contribuyen a aumentar la desconfianza ciudadana. “La gente se enfada más cuando percibe que no se dice toda la verdad o que se intenta tapar algo”, afirmó, recordando que las crisis políticas solo se superan con explicaciones claras y decisiones contundentes, no con silencios ni maniobras tácticas.
Un riesgo para la credibilidad del proyecto socialista
En su análisis, García-Page dibujó un panorama sombrío acerca del efecto acumulativo de los episodios investigados durante las últimas semanas. A su juicio, la intensidad informativa y el ritmo de nuevas revelaciones han convertido la situación en una especie de “torbellino” que amenaza con llevar al partido, dijo, a comportarse como una “nave en barrena” si no se adoptan medidas urgentes. Insistió en que la crisis no afecta únicamente a nombres concretos, sino a la credibilidad global del proyecto socialista, y advirtió de que “si no se recupera la moral interna y el rigor ético, será difícil reconectar con una parte de la ciudadanía que siempre ha confiado en nosotros”.
Pese al tono crítico, García-Page defendió el valor histórico del PSOE y su capacidad de superar momentos difíciles, recordando que el partido ha vivido otros episodios de tensión interna y ha logrado rehacerse con el tiempo. Sin embargo, advirtió de que esta vez la crisis combina elementos éticos, judiciales y personales que exigen más valentía y autocrítica. “No se trata solo de gestionar un problema puntual, sino de impedir que la cultura interna derive en comportamientos que son inaceptables para un partido de Gobierno”, remachó.