La verdad entre Felipe y su madre Sofía: la confesión letal para Letizia y sus hijas

La Emérita cumplía años el pasado viernes. Algo veíamos en público pero ahora trasciende la realidad de lo que se vive día a día tras los muros del Palacio de la Zarzuela
En la imagen el rey Felipe VI junto a su madre la reina Sofía en un acto en Zarzuela
En la imagen el rey Felipe VI junto a su madre la reina Sofía en un acto en Zarzuela

Según recoge EsDiario, el pasado viernes, en medio del protocolo y los flashes, se dio una imagen que decía más de lo que parecía: el Rey Felipe VI y la Reina Sofía compartían espacio, cercanía y afecto en un acto oficial con motivo del 30º aniversario de la Federación Española de Bancos de Alimentos. Un evento institucional que, bajo la superficie, escondía una escena familiar poderosa, casi íntima, y que, según la periodista Pilar Eyre, tiene más implicaciones de las que a simple vista se perciben.

La Emérita, de 86 años, reaparecía en público con su hijo, de 57, en un momento especialmente vulnerable de su vida. La pérdida de su hermano, la grave enfermedad de su hermana Irene, y las humillaciones acumuladas en su matrimonio con Don Juan Carlos han hecho mella. Pero ahí estaba, erguida, serena, acompañada del único que nunca le ha fallado: su hijo.

Y no se trataba simplemente de estar. Se trataba de estar de verdad. Pilar Eyre lo tiene claro en la revista Lecturas: “El único y auténtico amor” de doña Sofía ha sido siempre Felipe. Años atrás, la propia reina emérita llegó a decir que “estaba enamorada” de su hijo. Y Eyre lo explica así: “Lo ha querido por encima de sus hermanas. Lo ha consentido, lo ha mimado, lo ha educado personalmente”. Todo ese amor, dice la periodista, sigue grabado en su rostro cuando lo ve: “La cara de ella lo dice todo, esa cara resplandeciente, orgullosa” que, en el fondo, le devuelve una certeza: su “vida ha tenido sentido”.

Esa devoción no es unilateral. El Rey, pese a las tensiones palaciegas y las incomodidades mediáticas, quiso mandar un mensaje alto y claro en este acto: su madre sigue siendo una prioridad. “Un apoyo deliberado de Felipe a su madre en estos momentos en los que está pasando unos meses muy delicados”, explica Eyre. Y no fue solo simbólico: el monarca no se despegó de ella, la cogía del brazo constantemente, la guiaba, la cuidaba. Un lenguaje físico inusual en la realeza —“los reyes no se tocan”—, pero que aquí se convirtió en una declaración emocional.

Lo que resulta aún más llamativo es cómo este gesto expone, de forma inevitable, una fractura interna en la Familia Real. Pilar Eyre no lo disimula: “No tiene buena relación con su nuera”, asegura sobre Doña Sofía. Y aunque esa tensión con la Reina Letizia no es nueva, el hecho de que Felipe continúe visitando “todas las tardes” a su madre y que “coincidan todos los domingos en la capilla del palacio de La Zarzuela”, deja claro que esa mala relación no interfiere en el vínculo entre madre e hijo. Un hecho que, en palabras no dichas, resulta un golpe evidente para Letizia, al ver que, pese a la frialdad con la emérita, su esposo mantiene una cercanía constante con ella.

Eyre reconoce que no puede confirmar cada uno de esos encuentros privados, pero sí subraya que esta última aparición pública fue reveladora: “Orgullosos el uno al lado del otro”, resume, destacando el “comportamiento protector” del rey, “cogiéndola del brazo todo el rato”. Como si quisiera, con cada gesto, deshacer los agravios que Sofía ha tenido que soportar durante décadas.

Y en medio de todo esto, una causa: los Bancos de Alimentos. Una de las grandes pasiones de la Reina Sofía desde 2011. Ha visitado 50 de los 54 centros que componen la red nacional. No solo ha aportado su tiempo, sino también “su propio dinero y también de la Fundación Reina Sofía”, algo que Eyre califica como “admirable” y que contrasta, en su opinión, con la actitud de don Juan Carlos: “Debería seguir el ejemplo de su esposa”.

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