Junts: Pólvora mojada
Puigdemont es un perro ladrador poco mordedor en camino hacia la galería de juguetes rotos. Ya no está en su mano tumbar al Gobierno, salvo muy improbable alineamiento con la derecha española en una moción de censura. Así que el pregonado bloqueo de la legislatura por su espantada del sindicato de socorristas de Sánchez es pólvora mojada contra un gobernante capaz de sobrevivir sin PGE y con el Congreso en contra antes de dar la palabra a los españoles.
La salida del pacto de investidura, declamada con teatralidad por la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, se escenificará con el fin de los tratos bilaterales y el "no es no" de sus siete diputados a las iniciativas legislativas provenientes del Gobierno o del PSOE. Con dos excepciones: las que ya tienen comprometido el voto de Junts y las que favorezcan a Cataluña.
Dos ejemplos. De las primeras, la ley de atención al cliente, que prevé el uso del catalán fuera de Cataluña. De las segundas, la singularidad fiscal en el nuevo modelo de financiación autonómica que ha de cocerse en el Consejo de Política Fiscal y Financiera y en el Congreso. ¿Votarían "no" a una ley que, aunque impulsada por ERC (e Illa) aumentaría notablemente la capacidad de gasto de la Generalitat?
No solo en esas dos bazas reside el oxígeno de Sánchez para sobrevivir a las amenazas de Junts. Aún dispone de dos más para relativizarlas. Una tercera es la de las leyes vinculadas a la captación de fondos europeos y cuyo respaldo parlamentario sería canjeable por la percepción de los mismos ¿Votarían en contra de esa media docena de leyes con reformas dictadas por Bruselas?
Todavía hay una cuarta baza a favor de Sánchez: la enemiga de ERC, competidora de Junts en el sueño independentista catalán ¿Quién va frenar el discurso de los de Junqueras contra un partido catalanista alineado con PP y Vox en el Congreso de los Diputados? Solo hay que ver la reacción del portavoz "republicano", Gabriel Rufián, ahora crecido en su denuncia recurrente de que los de Puigdemont ya no esconden su identificación ideológica con PP Vox, lo cual es una pedrada de amplio espectro en el ecosistema político catalán.
En resumen, cuatro bazas y una vela negra en el futuro político de Sánchez. La vela negra es la corrupción de cercanías que le acorrala, mientras tiende a oscurecerse su horizonte judicial, de momento solo por cuenta ajena. Por eso sostengo que Sánchez teme más a los jueces que a las urnas. Ahora, un paso más: la inconfesable procedencia de los dineros manejados por la trama Koldo-Ábalos en extraña circulación de dinero en efectivo para gastos de difícil justificación ¿Blanqueo? ¿Financiación ilegal? Pero eso ya es para otro comentario.