Ha muerto. Duro golpe para Sofía en plena Navidad al perder a su 'otra hermana'
La Navidad de doña Sofía se ha visto marcada por la tristeza. Este viernes 19 de diciembre falleció a los 86 años la princesa Tatiana Radziwill, prima segunda e íntima amiga de la reina Sofía, una pérdida especialmente dolorosa para la emérita, que siempre la consideró como una hermana más.
Tatiana Radziwill fue uno de los grandes apoyos emocionales de Sofía en los momentos clave de su vida. Su cercanía quedó patente ya en 1962, cuando ejerció como dama de honor en la boda de la entonces princesa Sofía con Juan Carlos I. Desde entonces, su presencia fue constante, discreta y fundamental en el entorno más íntimo de la reina.
Hija del príncipe Dominico Raniero Radziwill y de la princesa Eugenia de Grecia, Tatiana mantenía con la emérita una relación estrechísima, forjada desde la infancia. Apenas cuatro meses las separaban en edad y ambas compartieron algo más que lazos de sangre: crecieron juntas, vivieron el exilio de Grecia durante la Segunda Guerra Mundial y construyeron una amistad que se mantuvo intacta durante más de ocho décadas.
La noticia del fallecimiento fue confirmada por el periodista David Insua, quien subrayó el papel esencial que desempeñó Radziwill en la vida de la reina. “Fallece Tatiana Radziwill, la inseparable prima ‘Tatan’ de la Reina Sofía. Durante toda su vida fue una de las grandes confidentes de la Emérita, que sin duda se sentirá un poco más sola”, señaló.
Durante años, Tatiana fue una figura habitual en los veranos mallorquines de la familia real. En Palma, se la vio compartir veladas y paseos nocturnos junto a doña Sofía y su hijo, el entonces príncipe y hoy Felipe VI, reflejo de una relación familiar basada en la complicidad y el afecto mutuo.
La pérdida llega, además, en una fecha especialmente simbólica. Este sábado, la reina emérita debería haber celebrado el 62 cumpleaños de su primogénita, infanta Elena, pero la muerte de Tatiana —a la que llamaba cariñosamente “Tatan”— ha teñido la jornada de un profundo luto.
Radziwill dejó testimonio público de ese vínculo único en una biografía dedicada a Sofía con motivo de su 80 cumpleaños. En aquel recuerdo, evocó con emoción los primeros años de vida compartidos: “Compartí su vida en Sudáfrica, cuando éramos bebés y, según nos contaron nuestras niñeras, yo acostumbraba a morderla… Pero luego aprendimos a no pelearnos y disfrutábamos de verdad de la compañía y los juegos de la una con la otra”.
También rememoró las largas estancias juntas en Grecia durante su juventud, etapas que definió como una fuente de “inolvidable felicidad”. Palabras que hoy adquieren un significado especial y que retratan la dimensión personal de una pérdida que va mucho más allá del parentesco.
Para doña Sofía, abuela de la princesa Leonor de Borbón, esta Navidad queda inevitablemente marcada por la ausencia de quien fue su apoyo silencioso, su memoria compartida y, como ella misma la sentía, su otra hermana.
