Solo ellos pueden
Estamos viviendo, y viviremos, jornadas convulsas. Todo lo conocido hasta el momento ha dejado a los socialistas sin aire y al conjunto de la sociedad española sumida en el asombro más absoluto. Eso de que la izquierda no se corrompe, que eso es patrimonio de la derecha, según Gabriel Rufián, indica hasta qué punto, incluso en momentos como los actuales, la izquierda en general continúa haciendo alarde de una supremacía moral que ya provoca irritación generalizada. Las ideologías no son patente de corso para nada ni para nadie.
Ni tampoco para el PSOE o lo que queda de él. La situación del Gobierno y sobre todo de su Presidente, que es el Presidente de todos, es, a todas luces, insostenible. Mientras Sánchez reitera que aguantará hasta el 27, sus socios de investidura se han venido arriba. Lo mismo pretenden imposibles, que se niegan a fotografiarse con él por si les contamina. Y los socialistas callan.
Callan y aplauden aun siendo sabedores que el ciclo está agotado. Es duro que un partido plante cara a la estrategia diseñada por quienes mandan, pero salir, más pronto que tarde, del actual vía cruces, solo está en manos de los propios socialistas. Son ellos, si creen como creen que el ciclo está acabado, que no se puede vivir sobre el volcán de quienes amenazan con nuevas filtraciones ni sobre las exigencias de sus socios que saben son imposibles de alcanzar dada la debilidad del propio Gobierno, los que tienen la obligación moral y política de enderezar la situación de lo que ya es una plataforma -de partido como tal queda poco- diseñada a medida de su líder.
Enderezar la situación requiere de un debate a fondo sobre la bondad política del famoso muro, escudriñar bien la bondad de pactos con partidos minoritarios que son fieles en la medida que cobran reivindicaciones. Tendrán que valorar si tiene sentido democrático escuchar con más atención a la portavoz de Bildu que calló mientras cientos de ciudadanos vascos se veían sometidos al llamado impuesto revolucionario que a Feijoo que ha cometido el terrible pecado de tener una foto con un narco. Esto último es imperdonable, la actitud de muchos de Bildu mientras ETA mataba, una nimiedad. Estas actitudes, a muchos les pueden parecer irrelevantes, pero en política no hay nada irrelevante.
La suerte del socialismo solo está en manos de los propios socialistas. Los socios de investidura se rasgan las vestiduras, piden explicaciones, empezando por la vicepresidenta Yolanda Díaz. Da igual. En Moncloa y no sin razón, están bastante tranquilos. "Donde van a ir que más valgan", palabras textuales de alguien que casi habita en Moncloa. Creen que ningún socio se atreverá a reventar la legislatura y, en principio, no les falta razón. Podrán mantener al Gobierno pero es el socialismo el que necesita de una gran operación rescate. A un Gobierno le sucede otro, pero a un partido de la entidad del PSOE no le salva nadie salvo sus propias gentes, hoy, la mayoría, abducidas por un líder que, en el fondo, no saben a donde les lleva. Es su responsabilidad, la de los socialistas, averiguarlo y en su caso, enderezar el rumbo.