Impactante revelación: dos ministras fueron "amigas especiales" de Juan Carlos

Según recoge EsDiario, pocos personajes del último medio siglo en España han generado tanto material para la historia... y para el silencio. Juan Carlos I, el entonces Príncipe que ayudó a cerrar la dictadura y a abrir las puertas de una monarquía parlamentaria, se ha convertido con los años en algo más incómodo que legendario. Pero si su figura pública se tambalea por escándalos económicos y exilios voluntarios, es en su vida privada donde la sombra se vuelve más larga y persistente.
La historia sentimental del ahora Rey Emérito es, desde hace décadas, un secreto a voces, una novela inacabada escrita con tinta invisible entre salones reales y pasillos sin testigos. Lo que comenzó como rumores discretos en redacciones y cafés políticos se ha convertido con el tiempo en un mapa de nombres, relaciones y silencios pactados. Entre las grietas de su biografía oficial ha florecido una red de amantes, encuentros y confidencias que han sido confirmadas, insinuadas o temidas.
Su historia más conocida fue con Bárbara Rey, vedette, actriz y símbolo de una España que empezaba a romper moldes. Su romance fue largo, discreto a ratos, peligroso otros, hasta que unas fotos, como les venimos contando en ESdiario, comprometidas acabaron en una revista holandesa, Prive. Pero si alguien ha seguido el hilo con más detalle ha sido el periodista Joaquín Abad, autor de varios libros que no solo documentan los romances del entonces Rey, sino también su manera de gestionarlos: escoltas enviados como avanzadilla, pagos discretos, fidelidad comprada en sobres cerrados.
Y ahora, la historia sube un escalón. En una charla reciente en el canal de YouTube de la experta en monarquía Laura Rodríguez, Abad soltó una frase que ha resonado como pólvora en una sala cerrada: “Sé que Juan Carlos I se acostó con dos ministras del Gobierno”. Lo dijo sin nombres, sin fechas, pero con la tranquilidad de quien no lo sugiere, sino que lo afirma. A su lado, Rodríguez y el tertuliano Javier Bleda comentaban las futuras memorias de Don Juan Carlos, tituladas —en un gesto casi cínico— Reconciliación. “Lo que haya contado ahí es propaganda”, zanjó Abad. La reconciliación, si llega, no será con la prensa.
En esa conversación, recogida también por el portal independentista catalán ElNacional.cat, el periodista insiste: “Habrá una buena biografía del Rey cuando la escriba un periodista que sea un poco cabroncete”. Lo dice con una mezcla de ironía y certeza, la de quien sabe que los documentos oficiales siempre son más tímidos que los pasillos.
El emérito, dicen, sigue siendo un hombre de silencios. Pero el país al que un día juró servir ha aprendido a leer entre líneas. Y en esas líneas, las que no salen en los discursos ni en las memorias pulidas, habita otra historia de Juan Carlos I: más humana, más turbia, y quizá más verdadera.