El Caserío roza la gesta y cae en Logroño tras una reacción sobresaliente (38-35)

El conjunto de Santi Urdiales firma un gran partido, llega a ponerse a un gol en el tramo final y se queda sin premio frente al segundo clasificado tras un duelo marcado por un susto en la grada.
El Caserío roza la gesta y cae en Logroño tras una reacción sobresaliente (38-35)
El Caserío roza la gesta y cae en Logroño tras una reacción sobresaliente (38-35)

El Balonmano Caserío acarició la sorpresa en el Palacio de los Deportes de La Rioja. Perdió 38-35 ante un Logroño en plena racha —siete victorias consecutivas—, pero lo hizo dejando una de sus mejores imágenes de la temporada, capaz de remontar una desventaja de ocho goles y apretar el marcador hasta llegar a situarse a solo uno en los minutos decisivos. El esfuerzo no obtuvo recompensa, pero sí refuerza la confianza antes del trascendental duelo del próximo sábado en el Quijote Arena frente al Eón Alicante (16.30 horas). Todo ello, además, en un encuentro condicionado por la indisposición de una aficionada local que obligó a detener el partido y que, por fortuna, quedó en un susto.

Un inicio valiente que pronto exigió resistencia

El Caserío salió decidido a competir sin complejos y lo demostró desde el primer minuto. Un arranque eléctrico permitió a los amarillos situarse 0-2, con intensidad en defensa y buena lectura ofensiva. Fue un aviso de que los ciudadrealeños no pensaban ser un invitado cómodo. Pero la reacción riojana llegó de inmediato. El Logroño ajustó líneas, castigó las primeras imprecisiones visitantes y, apoyado en su poder ofensivo, volteó rápido la situación hasta abrir un 12-8 que evidenciaba su pegada.

El equipo de Urdiales no se descompuso, pese a las bajas de Carlos Ocaña, Kostas Kotanidis y Omar Sherif, y logró recuperar sensaciones en defensa, reduciendo la diferencia a tres tantos (16-13, minuto 24), obligando a los locales a detener el partido. Sin embargo, el segundo clasificado recuperó eficacia antes del descanso y amplió la renta hasta el 20-15 al intermedio.

El 26-18 que parecía sentencia… y no lo fue

La reanudación fue un golpe duro para el Caserío. Logroño aceleró y, en apenas cinco minutos, el marcador señalaba un severo 26-18. El tiempo muerto de Urdiales era inevitable. Y ahí empezó otra historia: la reacción. Desde una defensa más profunda y valiente, los amarillos comenzaron a robar balones, correr y encontrar mejores situaciones de lanzamiento. El partido, que parecía roto, empezó a cambiar de dueño emocional.

El Caserío firmó su mejor tramo del duelo en ese momento. El golazo de Alonso Moreno que colocó el 29-26 encendió la esperanza. En pleno arreón, un balonazo en el rostro de Santi Giovagnola obligó a su sustitución momentánea y permitió el debut de Fernando Romero en portería, aunque el argentino regresaría poco después.

De ocho abajo a uno: una remontada para creer

Los últimos diez minutos fueron un intercambio de golpes espectacular, con dos equipos apostando por un ritmo altísimo. El Caserío, lanzado, incomodaba cada ataque local con una defensa muy adelantada y recuperaba balones que convertía en goles rápidos. La grada riojana empezó a inquietarse cuando el Caserío se situó a un solo tanto, rozando un 34-33 que habría cambiado por completo el desenlace.

Con el público todavía pendiente del susto vivido minutos antes en la grada, Logroño apeló a su experiencia. Supo manejar las posesiones, frenar el ímpetu ciudadrealeño y aprovechar los pequeños errores amarillos para despegarse de nuevo y cerrar el partido con un 38-35 que castiga la falta de premio a una actuación notable del Caserío.

Un partido para crecer antes de una final por la salvación

La derrota duele, pero la lectura es optimista. El Caserío mostró carácter, físico, capacidad de reacción y la convicción necesaria para competir en cualquier pista, incluso ante un rival de zona alta y en su mejor momento del curso. La remontada desde el 26-18 hasta llegar a ponerse a un gol demuestra que el equipo tiene argumentos para aspirar a mucho más.

La próxima jornada, ante el Eón Alicante en el Quijote Arena, se antoja crucial en la lucha por la permanencia. Si el Caserío logra mantener la intensidad y minimizar los lapsos de desconexión, lo visto en Logroño puede ser un punto de inflexión.

Ficha técnica

38 – Logroño La Rioja (20+18): Cancio (p), Lombardi (2), Preciado (2), Miguel Martínez (4), Pestic (1), David Cadarso (8, 4p), Popovic —siete inicial—; Ledo (p), Juárez, Zarzuela (1), Unai Galán, Aitor García (6), Álvaro Martínez (4), Sastre y Perjel (10).

35 – Caserío Ciudad Real (15+20): Giovagnola (p), Sergi Mach (8, 3p), Alonso Moreno (3, 1p), Romanillos, Javier Domingo (6), Sergio López (3), Sergio Casares (3) —siete inicial—; Fernando Romero (p), Mendive (1), Juan Lumbreras, Víctor Morales (1), Dani Palomeque, Ángel Pérez de Inestrosa (1), Mínguez (1), Andrés Torres (7) y Gull (1).

Árbitros: Hoz Fernández y Roloba Pereda. Excluyeron a Popovic (2), y por el Caserío a Moreno (2), Romanillos, Palomeque, Mínguez y Casares.

Parciales: 1-2, 6-5, 10-8, 15-9, 17-14, 20-15 (descanso), 25-18, 28-22, 29-25, 32-28, 34-31 y 38-35 (final).

Incidencias: Un millar de personas en el Palacio de los Deportes de La Rioja, con presencia de aficionados del Caserío. El pelotari Javier Zabala realizó el saque de honor. El partido se detuvo varios minutos por la indisposición de una aficionada local, felizmente resuelta.

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