El Hospital Virgen de la Luz cierra tras 62 años y cede el testigo al Universitario
El Hospital Virgen de la Luz de Cuenca ha cerrado este viernes de forma definitiva sus puertas tras más de seis décadas al servicio de la ciudadanía, cediendo el testigo al nuevo Hospital Universitario de Cuenca (HUCU), que asume desde hoy toda la atención sanitaria hospitalaria de la provincia. El adiós se ha escenificado con un sencillo y emotivo acto en el que pacientes y profesionales han sido los principales protagonistas de una jornada histórica para la sanidad conquense.
El cierre coincide, además, con una fecha especialmente simbólica: exactamente un año después de que los Reyes de España inauguraran las instalaciones del HUCU, culminando así un proceso largamente esperado por profesionales y ciudadanos.
Los últimos pacientes del Virgen de la Luz
Miguel, Amadora y Mari Paz han pasado a la historia como los últimos pacientes ingresados en el Hospital Virgen de la Luz. Miguel ha sido trasladado a una residencia de mayores; Amadora se dirigirá al centro de ‘La Frontera’, aunque antes pasará la Navidad en su localidad natal, Poyatos; y Mari Paz, tras recibir el alta, regresa a Tarancón, “con mis hijos, si Dios quiere”.
“Todo estos últimos días ha ido muy bien”, ha agradecido Amadora durante su despedida al personal sanitario, un sentimiento compartido por Mari Paz mientras ambas recorrían por última vez la quinta planta del hospital acompañadas de los profesionales que las han atendido.
Amadora, de 92 años, y Mari Paz, de 72, han sido las dos últimas pacientes en recibir el alta hospitalaria en el Virgen de la Luz. Lo han hecho arropadas por sus médicos, María José Hervás y Luis Benito, así como por las enfermeras Lorena Lacort y Beatriz Cañas, además del resto del equipo sanitario de la planta.
Profesionales con décadas de historia
Los doctores Luis Benito y María José Hervás, internistas con más de treinta años de trayectoria en el hospital de la Avenida de los Alfares, han reconocido vivir estas últimas horas “con mucha tristeza”. “Aquí hemos pasado 33 años de nuestra vida, más tiempo que en casa. Hemos dormido aquí muchísimos días, hemos vivido muchísimas anécdotas y nos da muchísima pena”, ha confesado Benito.
Hervás, por su parte, ha hablado de un sentimiento “con un poco de tristeza, pero con mucha esperanza”, subrayando que, al igual que nunca olvidó a su primera paciente en el Virgen de la Luz, tampoco olvidará a la última.
Ambos facultativos llevan ya más de una semana trabajando en el Hospital Universitario, que han definido como “muy luminoso, muy cómodo para los pacientes, muy bonito y con mucha tecnología”, confiando en que el nuevo centro permita seguir avanzando en la calidad asistencial.
“Ha sido nuestra casa”
Entre las últimas enfermeras en despedir el hospital se encontraban Beatriz Cañas y Lorena Lacort. “Entré por primera vez en esta planta hace treinta años y nunca pensé que esto fuera así”, ha reconocido Cañas, quien ha recordado entre lágrimas y sonrisas que en el Virgen de la Luz “hemos vivido momentos muy felices, también hemos llorado, hemos despedido a muchos compañeros y hemos empatizado con muchos pacientes”.
Para Cañas, el hospital ha sido su “casa”, una sensación compartida por Lacort, supervisora de la quinta planta, quien ha querido acordarse “de los profesionales, de la gente que ha dado el callo y lo sigue dando”, así como del respaldo recibido por parte de la dirección. Aunque convencida de que el nuevo hospital “va a ser un salto para la provincia de Cuenca”, no ha ocultado la pena por dejar atrás un lugar cargado de recuerdos.
El relevo simbólico y el precintado
Una vez trasladados los últimos pacientes y dadas las altas definitivas, se ha procedido al precintado simbólico del Hospital Virgen de la Luz. En los próximos días se vallará el perímetro para limitar el acceso a la zona, dejando únicamente lo necesario, tal y como ha explicado el gerente del Área Integrada de Cuenca, José Antonio Ballesteros.
Además, todavía queda pendiente el paso del denominado “coche escoba”, encargado de retirar el mobiliario clínico y no clínico que pueda ser reutilizado en otros ámbitos, mientras se define el futuro de un edificio que ha formado parte de la historia de la ciudad durante más de sesenta años.
Agradecimiento y balance del traslado
Ballesteros ha calificado el traspaso de actividad del Virgen de la Luz al Hospital Universitario como un proceso realizado “a lo grande”, destacando que el centro que hoy se jubila lo hace tras 62 años de servicio “espectacular” y situándose entre los cien mejores hospitales públicos de España, en el puesto número 38 del Monitor de Reputación Sanitaria.
El gerente ha agradecido el esfuerzo de los más de 200 profesionales que han trabajado directamente en el traslado y, de forma especial, el compromiso de los 1.700 trabajadores de la plantilla orgánica, así como de los cerca de 400 profesionales contratados recientemente, incluidos los de Atención Primaria. “De una manera u otra todos han cumplido su cometido”, ha subrayado.
Un arranque exigente del nuevo Hospital Universitario
Durante la última semana, el HUCU ha sido sometido a un auténtico “test de estrés” para comprobar su capacidad operativa. Se han programado intervenciones en 22 quirófanos, se han atendido más de 1.000 urgencias y se ha mantenido la atención a los más de 1.500 pacientes diarios de las consultas ambulatorias.
“Hemos tenido incidencias a centenares, pero estamos luchando para que el paciente ni las vea”, ha admitido Ballesteros, quien también ha reconocido dificultades iniciales con el aparcamiento, confiando en que la situación se normalice a medida que la ciudadanía se familiarice con las nuevas instalaciones.
Este mismo viernes ha comenzado la actividad en el Hospital de Día Oncohematológico y en el área de Hemodiálisis, con el objetivo de que el Hospital Universitario funcione ya a pleno rendimiento.
Un homenaje a décadas de sanidad pública
El acto de cierre ha contado también con la presencia de tres antiguos gerentes del Virgen de la Luz, los doctores Jesús Val, Manuel Tordera y Juan Luis Bardají, quienes, visiblemente emocionados, han representado a las generaciones de profesionales que durante décadas han trabajado para ofrecer la mejor atención sanitaria a los conquenses.
Con el cierre definitivo del Hospital Virgen de la Luz se pone fin a una etapa clave en la historia de Cuenca, mientras se abre otra marcada por la modernización, la tecnología y la esperanza depositada en el nuevo Hospital Universitario.