10 Tips de Nutrición para Mejorar el Rendimiento Deportivo
El rendimiento deportivo podemos definirlo como “los medios empleados para conseguir un objetivo y el resultado que finalmente se obtiene”. En sí, se refiere a la capacidad de una persona para llevar a cabo una actividad física o deportiva con eficacia y eficiencia, alcanzando niveles máximos de esfuerzo y habilidad. Para lograrlo, se tienen en cuenta muchos aspectos, como la resistencia física, la fuerza muscular, la velocidad, la agilidad, la flexibilidad, la coordinación y, lo más importante, el estado mental.
Quizás creas que esto solo se relaciona con atletas de élite, ¡qué gran error! El rendimiento deportivo es mucho más que eso. No solo está relacionado con deportistas profesionales, sino también con cualquier tipo de persona, pues en definitiva se trata de conseguir el máximo potencial en cualquier actividad que uno realice, aunque sea algo tan sencillo como correr para coger el autobús.
En este artículo, brindaremos algunos tips para llevar este rendimiento deportivo a buen puerto. Si bien podría estar relacionado más con el deporte o entrenamientos, también son consejos que puedes implementar en tus actividades diarias. Recuerda: ¡el rendimiento deportivo está en todo lo que haces!
Tips para un mejor rendimiento deportivo
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Una correcta alimentación es esencial
La nutrición es importante para un buen rendimiento. Se recomienda llevar una dieta saludable y variada que aporte todos los nutrientes necesarios y se adapte a tus necesidades y objetivos. Por ejemplo, si eres un deportista, debes incluir una variedad de carbohidratos ya que son la principal fuente de energía.
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Mantén una buena hidratación
Este punto es clave, tanto si eres deportista como si no. De nada sirve contar con una buena alimentación si no hay una correcta hidratación. Hay que hidratarse siempre durante las actividades. Si haces deporte, es esencial hacerlo antes, durante y después de cada actividad.
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Sé disciplinado
La disciplina te lleva a lograr tus objetivos. Crea objetivos a corto plazo, objetivos que te sean sencillos de cumplir para no caer en el desánimo y la frustración. A medida que los vayas cumpliendo, puedes ir implementando mayores.
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Planifica tus comidas
Al hacer ejercicio, es importante que consumas alimentos antes del ejercicio para que tengas suficientes reservas de energía. Una vez terminado el ejercicio, come también para que te recuperes más rápido. ¿Eres débil ante las tentaciones? Ten a la mano snacks saludables.
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Escucha a tu cuerpo
Esto es importante desde el inicio ya que nuestro cuerpo nos envía señales cuando ya no da para más. No se puede rendir igual todos los días. Descansa si estás fatigado, come si sientes hambre, esfuérzate al máximo si te sientes con mucha energía.
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Limita el consumo de grasas saturadas
Las grasas saturadas pueden afectar tu rendimiento y aumentar el riesgo de enfermedades. Es una mejor opción las grasas saludables, como el aguacate.
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Incluye suplementos de vitaminas y minerales
Si la alimentación es adecuada, puede no ser necesario el consumo de vitaminas y minerales. No obstante, hay suplementos que te ayudarán y te darán el impulso extra que necesitas para tu rutina deportiva diaria, como por ejemplo el glicinato de magnesio. Tiene la capacidad de aliviar el cansancio y potenciar el rendimiento y la energía, además de apoyar la salud de huesos, articulaciones y reforzar tu sistema inmune.
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Ten cuidado con las proteínas
Aunque son importantes para el desarrollo muscular, regeneración de tejidos y mantenimiento de la masa muscular, su consumo excesivo puede dar lugar a la liberación de demasiados radicales libres, provocando estrés oxidativo en nuestro organismo.
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Asegúrate un buen descanso
Así como planificar los entrenamientos es algo esencial, también lo es un buen descanso. Tareas como la reconstrucción de fibras musculares o la relajación de la mente se llevan a cabo durante el tiempo de descanso.
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Trabaja la motivación
Finalmente, cualquier cosa que se haga con ganas y motivación siempre dará un mejor resultado que si se hace con desgana, desconfianza o inseguridad. Si trabajas tu mente, ganarás fortaleza.
