Líderes

Muchos de nuestros líderes occidentales pensaron que se podía asistir en pleno siglo XXI a un genocidio televisado sin consecuencias. Que se podía atender, en estas circunstancias, con normalidad a un partido de fútbol o a una carrera ciclista, mientras muy cerca de todos nosotros se masacra sistemáticamente a toda una población civil inocente, sin más culpa que la de haber sido colonizada.

La estimación que tienen hecha estos líderes (occidentales) de sus poblaciones respectivas, les llevó a conjeturar que no pasaría nada si hacían la vista gorda ante este genocidio del pueblo palestino mientras ellos seguían manteniendo abiertas las vías de colaboración y complicidad con los genocidas en diversos campos.

Incluida en esa colaboración el negocio de las armas, que define obviamente en este caso una complicidad muy directa con el crimen.

De hecho el Decreto que prepara ahora el gobierno de España (al que no cabe negar una iniciativa que contrasta con la de otros gobiernos) para aparentar que se rompe de raíz la colaboración en esta materia armamentista con el gobierno de Netanyahu, admite sobre el borrador tantas excepciones que como muy bien dice PODEMOS tiene mucho de engaño, o de postureo.

El hecho de que estos líderes ubicaran a sus respectivos pueblos en el orden de los rumiantes pasivos, sin ningún temor a que la indignación ciudadana por el genocidio en Gaza estropeara sus planes o pusiera en duda sus acuerdos con el gobierno israelí, es un cálculo derivado de la prepotencia aprendida por nuestros gobernantes democráticos en el curso de la Historia reciente (antidemocrática), tomando nota oportuna en su momento -por ejemplo - de la facilidad con que habían logrado imponer un austericidio brutal y salvaje a las víctimas de una estafa financiera global, mientras sus autores y los esquemas ideológicos que propiciaron esa estafa salían indemnes, se iban de rositas y seguían medrando.

Ese hito antidemocrático se convirtió en hábito reflejo y ha favorecido que nuestros líderes estén convencidos que pueden actuar con igual y total impunidad en contra del sentir mayoritario de los ciudadanos, ahora en una materia tan grave como es un genocidio. Un nuevo error de cálculo pues la protesta no para de crecer y los ciudadanos han dejado bien claro que no quieren ser cómplices en esa matanza de inocentes. Un dato para la esperanza en el futuro de la Humanidad.

Por todo ello deberían estar ahora un poco más alerta y preocupados nuestros líderes, abandonar su prepotencia, y tomar nota de nuevo (ahora en sentido contrario, atendiendo la protesta de sus ciudadanos), porque en este hito genocida de Gaza, que constituye ya una de las paginas más sombrías de la Historia, se ha pasado el tiempo de los discursos, las definiciones y las palabras vacías, de las promesas sobre la intención futura de estudiar un poco más a fondo el asunto y definirlo con mayor precisión (genocidio o masacre), y lo que los ciudadanos del mundo están esperando de sus gobernantes, ya con urgencia, son acciones eficaces y rotundas que detengan hoy y no mañana la matanza.

Si en el Decreto que prepara el gobierno español en este momento sobre este tema se admiten excepciones como las del tránsito libre de armamento destinado a Israel a través de las bases americanas (las bases de Trump) ubicadas en nuestro territorio nacional (y "soberano"), por un lado nuestra supuesta soberanía territorial quedará en entredicho y en un lugar bastante indigno y servil, y por otro seguiremos siendo cómplices directos del genocidio en curso.

Aunque todos somos conscientes de que el sistema de legalidad internacional está hoy roto por imposición y deseo de los gánsteres que desgobiernan nuestro mundo, y que esa ruptura nos sitúa a todos en medio de la selva y al borde de un precipicio muy peligroso, no debe perderse la esperanza de que en el futuro ese sistema de normas y legalidad internacional se restaure, y los autores y cómplices del genocidio en Gaza (esa página no se borrará del libro de la Historia) tendrán que responder ante la Historia y los tribunales de justicia.