Contrastes y paradojas

El primer contraste que llama nuestra atención es la respuesta ciudadana en Francia (intensa y mantenida en el tiempo) en defensa de edades de jubilación que ya quisiéramos para nosotros en España.

Los ciudadanos franceses, cuya “tradición" venerable es la revolución francesa, y que parten de una edad de jubilación envidiable en comparación con la nuestra, se rebelan ahora contra el deterioro de esa conquista laboral, deterioro que intenta imponer en todos lados, urbi et orbi, el catecismo neoliberal, el cual tiene aspiraciones -un tanto ególatras- de ser universal (incluso en China), a diferencia de la aspiración a la democracia, que ha quedado relegada y en un segundo plano.

Esa respuesta convencida y enérgica de los ciudadanos franceses, que se ha traducido en votos y que ha llevado a Macron probablemente al final de su carrera política, o incluso a adoptar en sus últimos momentos de agonía una actitud muy poco demócrata con tal de imponer ese recorte, contrasta con la pasividad y el silencio de los corderos con los que los ciudadanos españoles encajaron ese retraso de la edad de jubilación (mucho peor que el que se pretende ahora en Francia).

¿Hubiera ocurrido lo mismo si ese retraso de la edad de jubilación lo hubiera impulsado e implementado un gobierno del PP?

Creemos que no, que en ese caso la respuesta popular habría sido considerable y tremenda al no haber impedimento ni prejuicio partidista para apreciar el carácter verdadero y esencial de esa medida: un recorte y un retroceso reaccionario en el marco del paradigma neoliberal.

Y esto vuelve a demostrar una vez más que los sucesivos gobiernos del PSOE han tenido durante décadas, y concretamente desde la época de Felipe González, la misión de hacer el trabajo sucio de la política del PP, o sea el trabajo de demolición propio del neoliberalismo. Y que ese intercambio de papeles, que se ha producido repetidas veces, con el PSOE implementando las medidas más duras en el ámbito social y laboral, es el núcleo de lo que dio en llamarse "consenso", régimen bipartidista, o dicho de otro modo, régimen PPSOE.

Ahora vemos que se anuncia una operación similar (nuevo recorte y nuevo retroceso), el cual ha recibido el apropiado nombre de "flexibajas".

La ministra de seguridad social ha impulsado ya estos días un marco retórico que sirva de disfraz, argumentando que esta medida que se prepara para que el trabajador de baja por motivos de enfermedad trabaje, está pensada exclusivamente desde la perspectiva y el beneficio del enfermo. Lo cierto es que de momento los que más contentos se han puesto con este anuncio son los representantes de la patronal y algún sindicato del régimen.

Es de suponer que como a pesar de esa gran conquista laboral del retraso de la edad de jubilación (o precisamente por eso), los trabajadores mayores suelen tener más achaques, y se ha observado un aumento considerable de las bajas en estos trabajadores añosos, que ya deberían estar jubilados, las cuentas no cuadran en el ministerio (donde fantaseaban con un estiramiento "flexible" de la vida laboral sin aumento de las bajas), lo cual supone un desvío o un fallo en el catecismo considerado infalible.

Pero claro, antes que renegar del catecismo neoliberal, se impone renegar de la realidad, incluso fisiológica: los trabajadores añosos porcentualmente tienen más achaques, enferman más (a veces de manera grave), y cogen más bajas. Y eso no se arregla con “flexibajas”, sino retrotrayendo la edad de jubilación a edades juiciosas.

Como lo que guiará la acción de este gobierno y de este ministerio es el catecismo susodicho (igual o peor habría ocurrido con un gobierno del PP), y se da la oportunidad exculpatoria de que sea el PSOE progresista el que impulse una medida tan reaccionaria, o incluso tan inhumana, mucho nos tememos que al igual que ocurrió con el retraso de la edad de jubilación, salga adelante sin protesta ciudadana.

De todas formas ¿Se imaginan que una propuesta de esa naturaleza la hubiera hecho un gobierno del PP, que nunca fallan en la simbiosis de corrupción y neoliberalismo despiadado?

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