Ahora es Sarah, ¿y después?

Escribo esto precisamente viendo en televisión a la propia Sarah Santaolalla para solidarizarme con ella en este artículo, aunque ya lo he hecho en redes sociales.

Ahora es esta mujer la que está en la diana de la Ultraderecha del Partido Popular. Antes, lo fueron otros como Jesús Cintora o Javier Ruiz y mañana, ¿quién será?

Ella es una persona pública porque sale en televisión pero claro, el problema no es que sea persona pública sino que Sarah Santaolalla tiene el “problema” (que no lo es) de ser mujer y de Izquierdas.

La Ultraderecha del PP, de VOX y de Se Acabó La Fiesta está señalando a todos y cada uno de los ciudadanos que no somos de sus ideas y si como en el caso de Sarah, es alguien que tiene una gran influencia y relevancia social y utiliza un discurso que impacta por su coherencia y por su contundencia porque está cargado de razones y de sensatez, entonces la emprenden con ella y lo hacen con todo y sin miramientos buscando que se calle. Lo bueno es que los demás sabemos que por mucho que lo intenten, no lo van a conseguir.

Mujer joven (veintiséis años), preparada, formada y que hace frente a los discursos de odio y violencia con argumentos y eso a la Extrema Derecha le molesta porque ella no necesita a nadie para que su voz resalte.

Sarah da con ese perfil que despierta el odio de los fascistas porque desmonta su discurso dejándoles totalmente retratados.

A parte del buen verbo que utiliza, se le une que no necesita subir el volumen de su voz en contraste con esas soflamas que lanzan a diario los voceros y políticos de la Ultraderecha. Y es que lo que provoca pronunciar un buen alegato es subir el volumen de la razón y contra eso, la Extrema Derecha sabe que no tiene nada que hacer, quedándoles como último recurso la pataleta.

De hecho, a tanto ha llegado la vileza de los ataques contra esta chica, que han tenido la enorme bajeza moral de compararla con una prostituta.

No contentos con eso, han llegado a arremeter contra ella entrometiéndose en su vida personal y sentimental. Por este motivo, considero que es el momento de decirles los demócratas que la libertad se basa también en respetar lo que cada persona piense, diga y crea. Y ni que decir tiene que por supuesto, es libre de amar a quien quiera pues no hay mayor libertad que la del sentimiento del amor y contra eso no puede nadie y eso es precisamente lo que a esta gente intolerante les duele.

Y tanto les atormenta que les ponga Sarah frente a su espejo (incluyendo a su vez con toda razón a sus votantes) que cuando se ven en él, no les gusta ver lo que ven. Y sí, efectivamente, señores de la Ultraderecha, la verdad molesta y más cuando a ustedes les golpea.

Después de este razonamiento, me pregunto en el título quién vendrá después de Sarah y lo que es peor: me pregunto si es que esta gente va buscando que la gente de Izquierdas pidamos perdón por luchar por nuestros ideales de paz, libertad, derechos y justicia para todos sin distinción e irán acosando uno a uno a todos los progresistas de este país y sólo porque ellos no están en el poder, que es justo lo que esta gente pretende dando la sensación de que el poder es algo que les corresponde exclusivamente a ellos. Y es que nunca han soportado que el hijo o la hija de una familia obrera, prospere de tal forma que pueda superarles en todos los sentidos.

Mientras escribo esto, me acuerdo de una frase lapidaria que leí en el libro “Maestros de la República” de la añorada María Antonia Iglesias, en el que relata que en el instante antes de ejecutar a la sobrina de Arximiro Rico, Manuela Graña Rico, una de las mujeres que ejerció como verdugo le espetó lo siguiente: “Confiésate hija, que te van a matar” y dicho esto y tal y como se están comportando los ultras, me pregunto: ¿Es que acaso Sarah tiene que buscarse un cura para que se confiese y se arrepienta de ser de Izquierdas mientras reza tres padrenuestros? o ¿de qué va esto?

Por todo lo expuesto, los defensores de la Libertad y la Democracia hemos de levantarnos. Hemos de reaccionar y decir alto y claro que si tocan a Sarah, atentan gravemente contra nuestra Democracia persiguiendo sin ambages la libertad y eso es justo lo que no podemos consentir.

Por este motivo y para finalizar, aprovecho este texto para pedir que reaccionemos de una vez. Todos los progresistas de este país debemos ser Sarah porque al arremeter contra ella, a su vez, lo están haciendo contra cada uno de nosotros y sólo una revolución pacífica de la gente de Izquierdas en las calles y, sobre todo, en las urnas podrá parar esta oleada fascista.

Hagámoslo antes de que sea tarde.

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