Una mujer con un brote psicótico vandaliza la parroquia de Yeles y destruye varias imágenes religiosas

El suceso, ocurrido entre dos celebraciones litúrgicas, ha causado gran conmoción en la localidad. La alcaldesa denuncia la falta de actuación preventiva de los servicios sociales
Una mujer con un brote psicótico vandaliza la parroquia de Yeles (Toledo) y destruye varias imágenes religiosas
Una mujer con un brote psicótico vandaliza la parroquia de Yeles (Toledo) y destruye varias imágenes religiosas

La localidad toledana de Yeles vivió este domingo un episodio de gran impacto vecinal tras el acto de vandalismo registrado en la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora. Una mujer de origen africano, de unos 40 años de edad y con antecedentes psiquiátricos, accedió al templo entre las misas de las 11:30 y las 13:00 horas y dañó varias imágenes religiosas de gran valor devocional.

Entre las figuras afectadas se encuentran el Niño de los Remedios y la Virgen de la Soledad, que fueron arrojadas al suelo, provocando la rotura de piezas y desperfectos en su estructura. Los fieles que acudieron posteriormente al oficio encontraron las imágenes destrozadas en el suelo del templo.

A las 12:30 horas, el servicio de emergencias 112 recibió la alerta del acto vandálico. Agentes de la Guardia Civil se desplazaron hasta el lugar, logrando identificar y detener a la presunta autora de los hechos. Según testigos, la mujer presentaba un estado de gran alteración y tuvo que ser trasladada al hospital mediante un protocolo de traslado forzoso.

Antecedentes y problemas psiquiátricos

La alcaldesa de Yeles, María José Ruiz, confirmó posteriormente en declaraciones al programa 'Fiesta' de Telecinco que la mujer —conocida en el municipio como Tristana— padece esquizofrenia y llevaba varios días sin tomar la medicación que le había sido prescrita. La regidora recordó que en las jornadas previas ya se habían producido incidentes vinculados a su comportamiento: discusiones en bares, acusaciones infundadas a vecinos e incluso denuncias de amenazas verbales.

La situación había generado creciente preocupación entre los residentes, quienes reclamaban desde hacía semanas una actuación de los servicios sociales y sanitarios. No obstante, no se habían adoptado medidas hasta que se produjo este episodio dentro del templo.

Críticas a los servicios sociales

La alcaldesa fue tajante al valorar lo ocurrido:

“Es increíble que no actúen hasta que ocurre una desgracia. Esto se podría haber evitado si se trabajara para prevenir y no únicamente para resolver los problemas a posteriori”, declaró Ruiz.

Según explicó, la mujer vive en un piso ocupado en Yeles, aunque está oficialmente empadronada en la localidad cercana de Illescas, lo que convierte a los servicios sociales de ese municipio en los responsables de su caso. Ruiz lamentó la falta de coordinación y de intervención preventiva, señalando que el desenlace del domingo podría haberse evitado con un seguimiento más estrecho.

Impacto en la comunidad

El vandalismo sufrido por la parroquia ha causado un gran malestar en la comunidad católica del municipio, donde las imágenes dañadas son consideradas símbolos de fuerte arraigo cultural y religioso. Vecinos y feligreses han expresado su indignación, al tiempo que piden que se reparen las piezas y se refuerce la seguridad en el templo.

Por el momento, las autoridades locales no han detallado el grado exacto de los daños ni el coste de la restauración de las tallas, aunque se espera que la parroquia emprenda en los próximos días un informe de valoración junto con técnicos en patrimonio religioso.

Un caso que reabre el debate

Más allá del daño material y emocional causado, el episodio ha reabierto el debate sobre la atención que reciben las personas con trastornos mentales graves en el ámbito municipal. La falta de recursos, las dificultades de coordinación entre ayuntamientos y la saturación de los servicios de salud mental vuelven a quedar en el centro de la polémica.

Lo ocurrido en Yeles expone, una vez más, la tensión entre la protección de la seguridad ciudadana, la preservación del patrimonio cultural y la obligación de garantizar un tratamiento digno y adecuado a las personas que conviven con enfermedades psiquiátricas.

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