"La afición", subraya Israel Fernández, le llevó hace unos 10 años a participar en uno de los pocos concursos de cante en los que se verá alguna vez a este mesías del flamenco ("El flamenco no se concursa", dice). Allí conoció a Antonio "El relojero" y su guitarra, al que se ha vuelto a unir por lo mismo: "Por la afición".
"A mí lo que más me atrae de su forma de tocar es primeramente la afición que tiene por su toque. Cuando lo conocí ya me llamó mucho la atención esa forma de sentir, porque una cosa es copiar y otra cosa sentir. Él lo tiene, una cosa natural, un toque que está en peligro de extinción, porque falta afición, falta escuchar", alega el cantaor toledano en una charla con EFE.
'Por amor al cante' (Universal), que se publica este viernes, se llama precisamente su disco conjunto, el fruto de su asociación con un guitarrista autodidacta fuera del mapa de coordenadas habitual, que presume, por ejemplo, de que su vida ha sido lo que le valió su apodo artístico: "Mi oficio eran los relojes y eso es lo que he hecho siempre... y tocar la guitarra".
"Yo seguía con mi afición de tocar todos los días y en alguna fiesta, pero esto ha sido una cosa que no pensaba que iba a conocer a estas alturas, cuando ya tengo 68 años, 69 el mes que viene", reconoce con gran modestia este autodidacta al que Fernández tiene que animar para que se vaya con él a un próximo bolo a Francia.
Todo empezó un mes de diciembre de hace unos diez años, cuando Fernández trabajaba en el espectáculo de Sara Baras en Madrid y un amigo le informó sobre un concurso en la cercana Colmenar de Oreja. "No pierdes nada, echamos un rato allí y son 1.500 euros de premio, una cosa sencilla, pero es un concurso nacional... y la afición", le tentó aquel.
Aclara el cantaor en este punto que no cree mucho en este formato: "El flamenco no se concursa, porque todo el mundo merece un premio, el premio de la afición, de tener pasión por algo. Luego se puede ejecutar mejor o peor, pero no creo que nadie merezca un premio por eso".
Sea como fuere, en aquella ocasión se plantó allí, sin guitarrista, y en un pasillo escuchó de repente a "El relojero". Se fue directo a él y le preguntó: "¿Usted me puede a mí acompañar esta noche?".
"Yo estaba allí precisamente por si alguien iba sin guitarrista", recuerda el veterano músico, que es natural de Colmenar de Oreja, cuyas virtudes se prodiga en contar orgulloso, como un pasado glorioso "cuando era más importante que (la localidad vecina) Chinchón".
Rememora asimismo que Fernández "causó sensación". "Imagina una persona joven como era él y que cantaba lo que yo había escuchado de La Niña los Peines, de Manuel Vallejo, de los cantaores antiguos...", explica sobre las razones que llevaron a ganar el primer premio.
Aunque Fernández le invitó ya entonces a grabar algo juntos, "El relojero" tuvo que rechazar la oferta por cuestiones familiares que le impedían alejarse de casa. Así pasó más de una década, hasta que una reciente entrevista grabada precisamente en Colmenar de Oreja les hizo contactar de nuevo y, esta vez sí, armaron una gira por peñas flamencas por Andalucía.
"Claro, cuando uno está en un sitio en el que entienden, la responsabilidad es diferente", reconocen ambos tras haber tocado, entre otros lugares, en la peña La Platería, creada en 1949 y situada en el centro neurálgico del mágico barrio del Albaicín de Granada.
Fernández, que venía de cantar sus propias letras en sus álbumes previos 'Amor' (2020) y 'Pura sangre' (2023), Premio de la Academia de la Música de España al mejor disco de flamenco, esta vez apela a temas populares entre granaínas, soleás y tarantas.
"Pero yo siento igual, porque vengo de la misma escuela. Es lo mismo, porque yo derivo mi composición de mi forma de sentir, que viene de ahí, del cante clásico, de lo ortodoxo", asegura quien ha sido señalado por, a partir de la tradición, aportar siempre un toque de modernidad e innovación.
Al preguntarle dónde quedan esos aspectos en este trabajo más retrospectivo, afirma: "Lo clásico es siempre moderno, porque lo que está bien hecho no se pasa y está para siempre. Lo que se puede hacer con lo clásico es restaurarlo y eso es esto para nosotros, una restauración".