La desmesura de Pablo Iglesias

Parece que al ex líder de Podemos le ha irritado profundamente que el premio Nobel de la Paz se lo hayan dado a Maria Corina Machado. Solo así se explica que compare a la dirigente de la oposición venezolana con Hitler. A lo peor, es que prefería que el galardón hubiera ido a manos de Donald Trump, otro de los candidatos con posibilidades.

La defensa del régimen de Nicolás Maduro no justifica la desmesura de la comparación y la saña de sus comentarios, acusándola de golpista. Conviene recordar que fue el régimen quien la inhabilitó, de forma cuestionable, para presentarse como candidata a las elecciones presidenciales y que fue ella la que llevó el peso de la campaña, dado que Edmundo González Urrutia no pudo ni regresar a Caracas para tomar posesión de su cargo de presidente, puesto que había ganado las elecciones.

Resulta difícil entender, cuando el exilio se ha convertido en la única salida para el pueblo venezolano, (no solo para los ricos que compran viviendas de lujo en Madrid) que Podemos siga defendiendo un régimen autoritario al que Trump está ahora deportando inmigrantes que huyeron de la pobreza.

Y digo Podemos, porque Belarra ha seguido la estela de su exlíder y afirma, sin matices, que "el premio Nobel lo reciben ahora golpistas y criminales de guerra". Más prudente ha sido la reacción del dirigente de IU, Antonio Maillo, quien se ha referido a la posibilidad de que entidades y colectivos que han luchado contra el genocidio en Gaza hubiera recibido el galardón. Ya solo falta que salga a la palestra José Luis Rodríguez Zapatero denunciando el "golpismo" de la premiada.

Conviene recordar que Nicolás Maduro perdió las elecciones, según los observadores internacionales, y aún así sigue en el poder. Resulta paradójico que la izquierda del PSOE mantenga su apoyo incondicional a un dirigente que ha cometido un fraude electoral y que ha implantado en Venezuela un régimen que está muy lejos de parecerse a una democracia.

La coincidencia de Podemos, Sumar, Izquierda Unida y dirigentes del antiguo PCE en la valoración de la situación venezolana actual lleva a pensar que modelo político quieren realmente para nuestro país y evidencia la fragilidad de la democracia en manos de los extremos políticos, incluyendo a VOX, el mayor peligro para los derechos y libertades.

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