Quijotesco y dantesco

Quijotes navegando en aguas internacionales en defensa y ayuda de los oprimidos y aplastados, sobrevivientes de Gaza, que cada vez son menos, a medida que van siendo asesinados. Oprimidos y aplastados que tienen sed y hambre de justicia, pero también sed y hambre de la otra. Aspiran, los que aún sobreviven, primero a seguir vivos, pero también a una vida normal y libre en su propia tierra, ahora colonizada y destruida.

Es una forma de enfocar este asunto: lo quijotesco haciendo frente a lo dantesco de este crimen contra la Humanidad, que unos ejecutan y otros consienten.

O un Don Quijote navegante frente a un Netanyahu pirata, aliado con Trump, el malandrín que sostiene y financia la mano del verdugo. Que es otra forma de describir esta infamia.

Ir a la aventura aunque sea desventura lo que se encuentre, es la tarea del héroe.

Y héroes son los que resisten sin nada la opresión continua desde hace ya tanto tiempo. Y también los que acuden en su ayuda para devolverles su dignidad humana y salvar sus vidas.

Si lo quijotesco define el mejor espíritu español y su más noble heroísmo, habría que conceder que la flotilla humanitaria cuya intención era llegar hasta Gaza con esa ayuda, tenía bastante de española, o sea de quijotesca, al menos en espíritu y ánimo.

Lo cierto es que desde el punto de vista burocrático son muchas las nacionalidades de los ciudadanos valientes y generosos, solidarios y quijotescos, que han persistido en ese intento, con riesgo para sus propias vidas, hasta el final. Aún conociendo como conocían todos ellos que en otros intentos anteriores hubo muertos, o sea, asesinados.

Sin embargo estos "quijotes" no iban a Gaza impulsados por algún delirio ni confundidos por el espejismo de unos molinos de viento, supuestos gigantes. En este caso los gigantes, los genocidas y sus colaboradores, aquellos que no les importa bombardear o disparar contra niños inocentes y civiles desarmados, o asesinar periodistas y sanitarios (Netanyahu, Trump, y sus secuaces), o asaltar embarcaciones en aguas de todos para secuestrar a sus pasajeros y tripulantes por centenas (450 eran los secuestrados en las últimas horas), son de verdad, de carne y hueso, no son un espejismo.

Y lo que pretendían defender, además, estos ciudadanos pacíficos, quijotes navegantes, con sus embarcaciones humanitarias y civiles, algunas de segunda mano, no era ninguna fantasía ni ninguna quimera, sino esa realidad irrenunciable que entre todos deberíamos reclamar y exigir de nuevo con decisión y firmeza, o volver a conquistar: los derechos humanos, el derecho internacional, y la defensa de la dignidad humana, abandonados ahora a su suerte por los Estados que dicen defenderlos. Estados que ceden una y otra vez ante el empuje de los bárbaros que quieren acabar con todo eso.

O sea, lo que pretendían defender en definitiva estos ciudadanos quijotes (ahora secuestrados por un gobierno genocida) en sus cabalgaduras flotantes con destino a Gaza, es la normalidad de la civilización, y oponerse de ese modo a la nueva normalidad de la barbarie, que hoy representa como pocas cosas el genocidio de Gaza.

Nueva normalidad de barbarie impuesta que los respectivos Estados de esos ciudadanos, al parecer aceptan y consienten.

Luego están (no pueden faltar) los malandrines que se burlan y hacen mofa de estos intentos humanitarios y que justifican el genocidio. Cervantes ya nos enseñó a distinguirlos, porque si su héroe simuló estar loco (y Cervantes con él) fue para hacernos a todos un poco menos ciegos y mejorarnos la vista.

Los malandrines (descerebrados, o desalmados, los habría llamado Unamuno) que se mofan de este intento y de los participantes en esta flotilla (unos 500 participantes), se mofan en realidad y sin ningún escrúpulo de los niños muertos bajo las bombas de Netanyahu, y de los civiles inocentes que fueron asesinados uno tras otro hasta completar varias decenas de miles. Así como hacen mofa también de los periodistas y sanitarios asesinados mientras intentaban informar o ayudar.

Esa es su catadura moral, y está bien que se conozca.

Que la Historia no se detuvo lo demuestra que sigue llenándose a diario de páginas sombrías y páginas luminosas.

Entre las primeras, las páginas sombrías, el genocidio del pueblo palestino y el silencio pasivo de los cómplices de ese crimen.

Entre las luminosas, el esfuerzo continuado de muchos ciudadanos en el mundo entero para denunciar y parar esa matanza.

En cuanto a los malandrines y desalmados que hacen burla y mofa en medio del crimen y la matanza (que justifican y amparan), creo que Dante habría sabido en qué círculo del infierno colocarlos.

Comentarios
clm24.es/admin: