¿Moción de censura, dices?
Pocos deportes tan extendidos en España como la práctica de la fantasía política. Estamos, sí, ante una semana que bien podría ser crucial para la supervivencia del Gobierno de Pedro Sánchez, pero, en el fondo, yo creo que todos intuimos que la cosa pasará con alguna pena y ninguna gloria, pero pasará y todo seguirá tan confuso, inútil y perverso como antes. Así, acariciar la idea de una moción de censura sostenida por el partido Popular, por Vox y por Junts me parece una quimera de implementación imposible. Y, además, creo que no sería algo bueno para el país, por mucho que el fin de la pervivencia en La Moncloa de Pedro Sánchez se coloque en algunos medios de la oposición -y no solo-como la gran prioridad.
Puede que ni siquiera Puigdemont sepa con certeza lo que vaya a salir del 'cónclave' de sus fieles (y no tan fieles) convocado este lunes en Perpignan para averiguar si Junts rompe 'definitivamente' con el PSOE de Sánchez, o sea, con el Gobierno de España. Tengo para mí que va a ser un debate inútil, puramente propagandístico y lleno de nuevas amenazas: ¿va a facilitar Junts la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado? Parece claro que no. ¿Se aliaría en una moción de censura con el PP y Vox? Para mí, es patente que tampoco.: sería una moción en la que todos perderían, el PP y Vox por aliarse con el prófugo y Junts por situarse en el mismo bando que la derecha 'anticatalana'. Quizá echasen a Sánchez. Pero y después ¿qué? ¿Quién gestiona ese futuro? ¿Vuelta a las andadas de las alianzas indeseables? Esa, la de la consulta interna en Junts, es una. La comparecencia, inédita por estos pagos, de un presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en este caso, ante una comisión de investigación 'anticorrupción' en la Cámara Alta, es otra: servirá, claro, para el espectáculo circense, el 'todos contra Sánchez' que en el fondo tanto le gusta a este; quizá se utilicen todos las armas, incluso las saunas de un familiar, para destruir al odiado presidente, que, según dijo Feijoo el sábado, acabará en el juzgado, mienta o diga la verdad en el Senado.
Creo que se equivoca el presidente del PP cuando 'calienta' de esta guisa el debate: Sánchez, que además no respeta las reglas del juego ni las líneas de la moderación (ni de la veracidad), es mucho Sánchez. Y si, encima, logra ponerse algún tipo de medalla con lo de Puigdemont, no lo descartemos, puede que convierta la comparecencia en el Senado en un paseo triunfal para él, aunque no lo sea para el país, que eso, a estas alturas, parece ya, ay, lo de menos. Estemos listos, pues, para más de lo mismo. Pero con mucho ruido, eso sí.