España pierde atractivo inversor

El crecimiento económico de España muestra señales preocupantes de enfriamiento. Durante el primer trimestre del año, la inversión extranjera neta se desplomó en comparación con el mismo periodo del ejercicio anterior, lo que confirma que los inversores están optando por la cautela ante un entorno que consideran cada vez más imprevisible. La incertidumbre sobre el rumbo de la política arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está teniendo un impacto global, y España no es una excepción. La reciente reunión de la OTAN en Bruselas ha tensado aún más la relación entre ambos países, después de que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, protagonizara un áspero enfrentamiento con el mandatario estadounidense por el gasto en defensa. Trump, quien ha hecho de la presión sobre sus socios de la OTAN una de sus banderas políticas, lanzó advertencias que, de materializarse, podrían golpear con dureza a sectores clave de la economía española.

Mientras tanto, la parálisis política generada por los casos de corrupción que afectan al Ejecutivo ha socavado la imagen de estabilidad institucional. Las investigaciones judiciales abiertas y las actuaciones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil han colocado a varios altos cargos bajo el foco mediático y jurídico. Este escenario no favorece precisamente la proyección de España como un destino seguro y confiable para la inversión. La combinación de factores externos e internos configura un panorama complicado. La caída de la inversión extranjera no es solo una cifra: es el reflejo de una desconfianza creciente en la capacidad del país para ofrecer garantías jurídicas, estabilidad política y previsibilidad económica.

En este contexto, la confrontación internacional puede ser útil para Sánchez en términos de política interna, movilizando a su electorado con un discurso de firmeza frente a Trump. Sin embargo, la factura económica de esta estrategia podría ser elevada para los ciudadanos españoles. Sectores como el agroalimentario, el tecnológico o el industrial podrían sufrir si se endurecen las medidas comerciales desde Washington. A corto plazo, España necesita recuperar credibilidad, ofrecer estabilidad y alejarse de la confrontación si quiere atraer capitales que impulsen su crecimiento. De lo contrario, los efectos de esta desafección inversora podrían sentirse durante mucho más que un trimestre.

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