Rosa, la otra hija de la mujer asesinada por su hermano: "Se ha podido evitar"

Según recoge El Caso, hace unos días, Rosa perdió a su madre, asesinada por el hermano de ella e hijo de la víctima, un hombre de 54 años con una enfermedad mental no tratada. Los hechos pasaron en Torelló, en la comarca de Osona, en Barcelona, después de cuatro años de intentos frustrados por parte de la familia por conseguir que el sistema sanitario y judicial activara mecanismos de protección y tratamiento. Hoy la mujer, resignada, sabiendo que este crimen se habría podido evitar, ha hablado en RAC1 para explicar el calvario que han pasado durante estos últimos años y que nadie les ha podido ayudar ni evitar una desgracia anunciada que se ha alargado desde el 2021.
El hombre, ahora, ha ingresado en la prisión. Fue arrestado por los Mossos, todavía en la zona de los hechos, en este pueblo de Osona, donde vivía. Después de ser entregado al juzgado de guardia de Vic, la semana pasada fue trasladado a la prisión de la Roca, en el Vallès.
Un calvario de la familia
En el 2021, el hermano de Rosa protagonizó un primer episodio grave: agredió a su madre con un martillo, en el inicio de los problemas de salud mental que ha ido sufriendo durante estos años. A pesar de ser detenido y valorado por una psiquiatra, quedó en libertad. A partir de aquel momento, según relata Rosa, "empezó una espiral de agresiones, denuncias y amenazas" que nunca tuvieron una respuesta efectiva. "Nos decían que no se podía hacer nada porque era mayor de edad y rechazaba el tratamiento", lamenta. No solo atacó a su madre, también a otros vecinos y también, un día, intentó apuñalar a Rosa, su hermana. Un hijo de la mujer lo pudo evitar.
El sistema sanitario no consiguió establecer ningún vínculo sólido con el paciente, y las visitas espaciadas, por el habitual colapso del sistema sanitario de nuestro país, y el constante cambio de profesionales dificultaron cualquier seguimiento que pudiera ser provechoso para el hombre. El sistema judicial, por su parte, chocó con los límites legales. Los Mossos fueron cuatro o cinco veces a buscarlo a casa, para poder hacerle un reconocimiento médico, que era lo que necesitaba el juez para ordenar un ingreso involuntario, pero él no salía de casa y no dejaba entrar a los policías. El tiempo fue pasando. Nada funcionó. Hasta el fatal, y último capítulo. "Cuando pedíamos que los Mossos entraran en su casa para llevarlo al juzgado, nos decían que no podían entrar sin su voluntad", asegura Rosa.
El mes de julio de 2025, después de la muerte de la pareja de su madre, la mujer decidió volver a su casa en Torelló, a la de al lado de la de su hijo, a pesar del riesgo. Durante dos semanas convivieron con una cierta tranquilidad, pero la situación se descontroló cuando el hombre empezó a acosar a su madre e incumplir la orden de alejamiento que tenía ordenada por parte de un juzgado de Vic. La policía local y los Mossos lo detuvieron el día 28 de julio por incumplimiento de esta orden, pero la jueza de guardia consideró que no había suficientes indicios de riesgo para decretar ninguna medida y, por lo tanto, quedó en libertad, a pesar de haberla incumplido.
Las dos víctimas de Torelló
Dos días después, el 30 por la tarde, el hombre asesinó a su madre en el domicilio familiar, de, como mínimo, un golpe en la cabeza. "Todos hicimos lo que tocaba: la policía, los servicios sociales, la familia... pero lo que tocaba no era suficiente", asegura Rosa, visiblemente afectada, en esta conversación. La mujer lamenta profundamente la inacción del sistema y denuncia que su madre y su hermano han sido las dos grandes víctimas de este caso. "Mi madre, por su muerte, y mi hermano, por haber pasado cuatro años solo y enfermo, sin recibir la ayuda que necesitaba".