Terelu Campos brota y amenaza a Mar Flores tras quedar en evidencia ¿su maldad?
Según recoge Lecturas, la reciente publicación de sus memorias ha empujado a Mar Flores (56 años) a la primera línea de actualidad. Su entorno directo e indirecto también se ha visto salpicado por las vivencias de la modelo, quien afirma que después de décadas en silencio se ha cansado de callar.
Para sorpresa de todos, Mar reconocía públicamente que le había molestado ver a Carlo Costanzia padre posando en el cumpleaños de Terelu Campos, una estampa demoledora que para muchos es un claro posicionamiento al lado del italiano. "Me ha molestado. Cada uno hace lo que cree que debe hacer", reconocía la modelo.
Lejos de quedarse ahí, Mar continuaba con su intervención apuntando que "no necesito una foto para demostrar que nos queremos", palabras que se han tomado como un ataque directo a Terelu Campos. ¿Qué tiene que decir la presentadora al respecto?
La respuesta de Terelu Campos
Terelu Campos ocupaba su lugar de colaboradora en el programa '¡De Viernes!' de Telecinco y no dudaba en responder a las últimas palabras de su consuegra. La comunicadora ha defendido que siempre ha sido una persona "muy respetuosa y respetable", momento en el que ha dejado claro que, al mismo tiempo, "me gusta que me respeten". Ha dicho mirando directamente a cámara.
La hermana de Carmen Borrego está harta de que la posicionen en medio de la guerra entre Mar Flores y Carlo Costanzia padre. "Yo no tengo nada que ver en esto y mi hija tampoco. No he escrito un libro, no me he sentado en ningún programa, no he dado ninguna exclusiva... Esta no es mi guerra", ha aclarado.
"¿Me piden silencio? Yo lo cumplo, pero que no se juegue con mi silencio", ha sentenciado a modo de advertencia. Terelu ha señalado a Beatriz Archidona como cómplice, ya que la presentadora es la única persona que conoce a qué se refiere. "Lo que yo puedo decir es que no me cuadra lo que yo he visto con lo que públicamente se está haciendo", explicaba.
Antes de terminar, Terelu Campos ha hecho una petición, "Quiero que se me mantenga al margen porque no soy soldado de ninguna batalla y mi hija tampoco, y creo que ni siquiera la pareja de mi hija (Carlo) lo es", ha zanjado.
La delicada posición de Alejandra Rubio
Terelu Campos ha hecho hincapié en que ni ella ni su hija tienen nada que ver en la guerra que existe entre Mar y Carlo desde hace décadas. "Sufro mucho por mi hija cuando la veo acorralada por algo que no le pertenece", exponía. Y aún consciente de que hablar de este tema podría enfadar a Alejandra, Terelu ha reconocido que está abierta a un encuentro con Mar Flores de la misma forma que mantiene una buena relación con Carlo.
"Si a mí en algún momento se me hubiese dicho 'vamos a comer o a tomar un café con la abuela de Carlo' yo no hubiese tenido ningún problema en hacerlo (...) Yo no he tenido una conversación con el abuelo de mi nieto de nada que no sea el niño o nuestros hijos, jamás. Ni mi hija ni yo somos soldados de ninguna batalla".
Feroces críticas contra Terelu, Alejandra y Carlo
Desde que salieron a la luz las memorias de Mar Flores, en redes se ha desatado una oleada de críticas que apuntan directamente a Terelu Campos, su hija Alejandra Rubio y Carlo Costanzia, acusándoles de explotar el libro como instrumento comercial. Muchos usuarios los señalan por aprovechar el revuelo mediático que genera un testimonio íntimo para aparecer en programas, exclusivas y titulares. En ese contexto, la acusación frecuente es que lo que debería ser una reflexión personal se ha convertido en un negocio rentable, con el que algunos creen que están obteniendo beneficios como protagonistas del “culebrón” familiar.
Además, el gesto simbólico del posado conjunto en el cumpleaños de Terelu —donde aparecieron Terelu, Alejandra y Carlo— fue interpretado por algunos como una provocación calculada, un intento de reforzar visibilidad mediática justo en momentos de máxima atención sobre el libro. Esta interpretación se refuerza cuando, poco después, Carlo opta por no asistir a la presentación de las memorias, alegando que “no quiere posicionarse públicamente”, lo cual muchos consideran contradictorio: si la polémica funciona para dar eco, parece difícil no verse implicado aún en silencio.
Las defensas públicas de Terelu y Alejandra —alegando que no son “soldados de ninguna batalla” o que simplemente “cumplen con su silencio”— también han sido puestas en duda. Críticos argumentan que ese discurso pretende disfrazar una estrategia de autopromoción con un barniz emocional: afirmar respeto y dignidad mientras se participa activamente en el relato mediático, aprovechando el momento de máxima exposición que el libro ha generado.
