El acusado de asesinar a su mujer de 34 puñaladas en Tarancón reconoce los hechos

Varios agentes de la Guardia Civil confirman que el acusado estaba "calmado" cuando confesó
Un momento del juicio con jurado popular contra un hombre, acusado de asesinar en mayo de 2022 en Tarancón (Cuenca) a su pareja, Ouardia, asestándola hasta 34 puñaladas - EFE/Álvaro del Olmo
Un momento del juicio con jurado popular contra un hombre, acusado de asesinar en mayo de 2022 en Tarancón (Cuenca) a su pareja, Ouardia, asestándola hasta 34 puñaladas - EFE/Álvaro del Olmo

El acusado del crimen machista de Tarancón de 2022, J.E.M. ha reconocido el cuchillo que utilizó para acabar con su mujer en el juicio que ha comenzado este lunes en la Audiencia Provincial de Cuenca.

El acusado solamente ha respondido en el interrogatorio al letrado de la defensa, al que le ha confirmado que, antes de que ocurriera este suceso, tuvo discusiones con su mujer en las que, en un momento dado, llegó a decirle que le iba a quitar la vida.

En el interrogatorio se ha recordado que, por aquella amenaza, hubo un juicio anterior en el que su mujer se acogió al derecho de no declarar contra su marido, que fue absuelto por ese motivo.

Durante la prueba, se ha mostrado el cuchillo, de largas dimensiones y color naranja, que J.E.M. ha identificado como el arma con el que, aprovechando su superioridad física y del entorno del hogar familiar, con la presencia de sus hijos, acabó con la vida de su mujer.

Para hacerlo, según la respuesta de J.E.M. a su abogado, propinó "reiteradas puñaladas, hasta 34 golpes, y finalmente la mató degollándola, pero sin llegar a cortarle el cuello de manera completa".

Finalmente, el acusado ha explicado que a las 9.00 horas, después de los hechos, acudió al centro social de Tarancón para confesarle lo ocurrido a una asistenta y pedirle que se hiciera cargo de sus hijos.

Posteriormente, ha declarado que acudió al puesto de la Guardia Civil, donde confesó de manera espontánea lo ocurrido. J.E.M. ha manifestado a su letrado que comprende el daño que ha provocado y se ha comprometido a enmendarlo, al menos, con el pago de las responsabilidades civiles en la medida de sus posibilidades.

"VALENTÍA" EN RECONOCER LOS HECHOS

Antes de este interrogatorio, el abogado defensor ha querido subrayar "la valentía" del reconocimiento de los hechos por parte de su cliente, no solo el día en el que ocurrieron los hechos, sino durante toda la instrucción, y ha manifestado que puede ser "un primer paso para cierta redención".

Frente a eso, en su primera intervención la acusación ha querido incidir en que "en ningún momento" el crimen fue consecuencia de una riña consentida y que la víctima no tuvo oportunidad de defenderse.

Además, consideran que no puede considerarse una "muestra de arrepentimiento que, tras el crimen, llamara a los familiares de su mujer para "mofarse", utilizando expresiones como "ya que va a llorar mi madre, que llore también la suya", entre otras expresiones que van a mostrar durante la prueba documental.

ESTABA "CALMADO" CUANDO CONFESÓ

Por su parte, varios agentes de la Guardia Civil han confirmado ante el juez que el acusado estaba tranquilo cuando confesó que había matado a su mujer.

El agente que comenzó la instrucción del crimen ha relatado cómo el acusado se presentó en el puesto para confesar lo que había ocurrido y que había tirado el cuchillo en una papelera del parque de Tarancón. Este guardia civil recabó testimonios y entre las declaraciones ha destacado la de una vecina que a las 7.00 horas escuchó una discusión.

"Se despertó, pero no le dio importancia, porque era habitual la pelea con los niños por no querer desayunar o ir al colegio", ha explicado. Posteriormente, esta mujer siguió escuchando "jaleo" hasta que a las 8.20 "se hizo silencio". La vecina se asomó por la mirilla de su casa y vio salir al acusado.

Cuando intentó abrir la puerta, J.E.M. le dio "una patada" para cerrarla antes de marcharse por las escaleras. El agente investigó también las conversaciones telefónicas y mensajes "en los que reconoce a su madre que había terminado con ella" y le pide que cambie de teléfono para que los familiares no puedan contactar con ella.

En uno de estos mensajes la madre de J.E.M. le reprochaba a su hijo: "Te dije que la dejaras en paz". En el volcado del teléfono había también mensajes del investigado con su hermana, a la que reconoce que ha matado a su pareja "y va a estar cinco o seis años en la cárcel". Por otro lado, en la galería de fotos del teléfono había imágenes de la mujer muerta, antes de que cubriera el cuerpo por una colcha, que fue como la encontraron posteriormente los agentes que entraron a la casa.

Este guardia civil ha informado también de la existencia de unos vídeos colgados en Youtube en los que aseguraba que su mujer estaba "conchabada" con la policía y le quería matar y ha precisado que se grabaron en la época en la que la víctima tenía una orden de protección.

El agente ha asegurado que el acusado estaba "tranquilo" cuando llegó al puesto para confesar que había matado a su mujer y ha apuntado que no tenía ninguna lesión visible y no hizo uso del derecho a asistencia médica. Tampoco le vio afectado por alcohol o drogas.

A preguntas de la defensa, el agente ha señalado que no se puede acreditar que los niños vieran directamente el crimen, aunque uno de ellos tenía manchas de sangre por haber estado junto al cuerpo de la madre.

CONVENCIDO DE QUE ELLA HABÍA ORDENADO SU MUERTE

En la jornada ha comparecido un agente encargado del atestado, que ha identificado la papelera donde se encontró el cuchillo y ha comentado que, cuando tomaron declaración al acusado en Tarancón, él decía que estaba "convencido de que le perseguían y de que ella había ordenado su muerte", pero le sorprendió "que se manifestaba en todo momento con tranquilidad".

La defensa le ha preguntado por una fotografía en la que se apreciaría una brecha en la cabeza del acusado, pero que este agente no apreció cuando le tomó declaración.

Un tercer guardia civil, que atendió directamente al investigado, ha confirmado que cuando habló con él "estaba calmado, solamente estaba preocupado por sus hijos".

Por otro lado, durante esta primera sesión del juicio, el agente responsable del informe de inspección ocular y fotográfico ha descrito la escena del crimen, que ocurrió en el salón, situado, según su declaración, a unos cinco o seis metros del dormitorio de los niños.

ESCRITOS DE DEFENSA Y ACUSACIÓN

La defensa del acusado ha pedido la libre absolución de su cliente. En su escrito, ha negado que, como le imputa el escrito de la Fiscalía, el acusado tuviera el control de la vida y la economía de la víctima, O.E.M. "sino al contrario" y ha asegurado que la víctima "fue quien acometió" contra J.E.M., por lo que ha alegado defensa propia.

La defensa ha esgrimido "enajenación" del acusado en el momento en el que terminó con la vida de O.E.M. en el contexto de una discusión familiar, tras la que decidió acudir a los servicios sociales y posteriormente a la policía para informar de lo ocurrido por el bien de los niños.

En el caso de existir delito, la defensa ha señalado que sería de homicidio y no de asesinato.

Ha pedido también que no se aprecie el agravante de género y que se apliquen los atenuantes de dilaciones indebidas y de confesión.

Frente a eso, la acusación ha argumentado que la víctima no tuvo oportunidad de defenderse y que, tras el crimen, el presunto asesino llamó a los familiares de la mujer para "mofarse de ellos", llegando a presumir de que "con la legislación española, en cinco o seis años estaría en libertad".

Cinco hombres y cuatro mujeres componen el jurado popular que determinará la culpabilidad de J.E. M., que se enfrenta a una posible condena de 28 años de cárcel, 25 por asesinato y tres por los delitos de lesiones que se le imputan, según ha solicitado la acusación.

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