El crecimiento de Toledo debido al teletrabajo en Madrid

Vista panorámica de la ciudad de Toledo desde la ermita del Valle - EFE/Ismael Herrero - toledo-turismo, río Tajo, tres culturas, ciudad imperial
photo_camera Vista panorámica de la ciudad de Toledo desde la ermita del Valle - EFE/Ismael Herrero

Si algo se ha cuestionado durante los inciertos tiempos de pandemia que hemos vivido, ha sido nuestra forma de vida y los ritmos que llevamos, especialmente aquellos a los que estamos sujetos en las grandes ciudades. La ralentización a la que muchos nos vimos enfrentados durante los periodos de confinamiento y restricciones de movilidad, unido a los largos periodos en interiores y la falta de tiempo al aire libre ha hecho que muchos se replanteen lo apropiado de vivir en las grandes urbes. Valores como la conexiones con la naturaleza, la amplitud, el abaratamiento de los costes de vida o los atractivos del mundo rural han hecho que muchas personas busquen alternativas fuera de la ciudad para comenzar de nuevo en entornos menos congestionados. La posibilidad de trabajar de manera remota no ha hecho más acentuar esta tendencia. Y es que uno de los factores principales que nos mantenían atados a los entornos urbanos se ha flexibilizado hasta el punto de permitirnos elegir el lugar donde vivimos sin necesidad de tener en cuenta en nuestra decisión nuestro lugar de trabajo (algo que hasta hace unos años era impensable).

Tras la flexibilización laboral que ha sucedido a la pandemia de coronavirus muchas empresas están más abiertas al teletrabajo, los trabajadores pueden hacer toda su función laboral, o al menos gran parte de ella simplemente conectándose al trabajo mediante una VPN.

Una cosa que se repite con especial asiduidad en los últimos tiempos es que crezca la demanda en entornos urbanos de pequeño o mediano tamaño que se encuentren en localidades situadas a una distancia prudencial de las grandes ciudades, pero que permitan un traslado relativamente cómodo desde las mismas. Un ejemplo claro es el de la ciudad de Toledo, un lugar con un atractivo turístico de largo recorrido, pero que a raíz de la irrupción del teletrabajo y del resto de cambio de dinámicas provocadas por la pandemia de Coronavirus, ha pasado a convertirse en un entorno muy demandado a nivel de vivienda permanente. Este crecimiento hace tan solo unos años hubiera resultado sorprendente, pero a día de hoy representa una prueba más de cómo el foco está girando hacia los alrededores de los grandes centros comerciales y culturales del país

¿Pero, por qué Toledo? ¿Qué tiene esta antiquísima ciudad para atraer a cada vez más trabajadores remotos y sus familias? La primera razón es esa cercanía a la capital sin tener que hacer frente al bullicio, a los precios y a las aglomeraciones de Madrid. En definitiva, un estilo de vida más tranquilo, pero a una distancia accesible de los atractivos de la gran ciudad. Y es que Toledo es una ciudad bien comunicada, con buenos accesos por tren y por carretera y con un ambiente muy acogedor.

Situada al abrigo del río Tajo, sus alrededores ofrecen una riqueza natural y paisajística muy importantes. Las sendas y los paseos del entorno toledano harán de las delicias de cualquier amante de la naturaleza, y combinarán a la perfección con la riqueza cultural y arquitectónica de una ciudad plagada de callejuelas, plazas y edificios con mucho encanto.

Una de sus principales señas de identidad en este sentido es, sin duda, su patrimonio histórico. Catalogada como patrimonio de la humanidad hace casi tres décadas, la ciudad puede presumir de haber visto convivir a judíos, cristianos y musulmanes en la Edad Media, algo que le ha valido el nombre de la Ciudad de las Tres Culturas, y que le ha aportado un legado muy variado y valioso.

Se trata de una ciudad en expansión con cada vez más actividades y movimiento, servicios más modernos y especializados y barrios más equipados. Cabe destacar, como ya hemos mencionado, su gastronomía, que se encuentra entre las más apreciadas de la región. Además, es una ciudad bien conectada y que cuenta con un sistema de transporte público bien gestionado. Si unimos a esto su agradable clima, su folklore tradicional y sus festividades, acabamos con una ciudad muy inspiradora en la que no sorprende que cada vez más gente quiera vivir.

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