Cómo afrontar el cambio climático: tecnología y ciencia

Cambio climático
Cómo afrontar el cambio climático: tecnología y ciencia

Si bien se está intentando revertir la situación, las consecuencias del cambio climático son claramente visibles a día de hoy: temperaturas anómalas, derretimiento de parte de la cobertura de hielo en los polos, fenómenos meteorológicos extremos, etc. Estos eventos desencadenan problemas en el campo, reduciendo el rendimiento de los cultivos o incluso destruyéndolos por completo, facilitando la existencia de plagas y/o enfermedades o generando problemas en el suelo, tales como sequedad o erosión hídrica.

Por si esto fuera poco, la agricultura se enfrenta a un problema de producción, teniendo que generar más rendimiento que el que obtiene actualmente debido al crecimiento poblacional mundial, al tiempo que adopta medidas de gestión agrícola sostenibles para proteger el medio ambiente. Se estima que el incremento respecto al rendimiento actual debe alcanzar el 70% si se quiere alimentar a toda la población de forma adecuada.

La salud del suelo es clave para afrontar el cambio climático

Entre los principales efectos negativos que sufren los cultivos como consecuencia del cambio climático están una mayor necesidad de agua debido a una mayor temperatura; aumento de la erosión del suelo, bien por falta de agua o por exceso en zonas con fuertes lluvias, o una mayor presencia de plagas, enfermedades y maleza, que disminuyen el rendimiento de los cultivos.

La solución a estos problemas pasa por adoptar técnicas de agricultura regenerativa, incluyendo diversificación de cultivos, selección de especies adaptadas al clima local o modificación del sistema de riego para incrementar la eficiencia. No obstante, para garantizar unas condiciones adecuadas para las plantas, la salud del suelo es primordial. Un suelo sano, además de los nutrientes necesarios para el desarrollo de las plantas, contiene millones de microorganismos que crean un entorno saludable y que dificultan la aparición de plagas y enfermedades. Asimismo, unas plantas sanas mantienen el suelo compacto, evitando escorrentías que erosionan la capa superior del suelo.

Para mejorar la salud del suelo existen diferentes técnicas y sugerencias que los agricultores deben seguir: minimizar al máximo la labranza con tal de no perturbar el suelo, promover el uso de cultivos de cobertura y cultivos secundarios, reducir el uso de insumos químicos sintéticos, etc. Entre estas técnicas, los cultivos de cobertura y secundarios juegan un papel muy importante, ya que los cultivos de cobertura protegen al cultivo principal y los cultivos secundarios regeneran el campo en las épocas en las que no se cultivan plantas comerciales, por ejemplo, las leguminosas regeneran los niveles de nitrógeno del suelo.

Cómo puede ayudar la tecnología en la agricultura frente al cambio climático

Dada su continua evaluación, la tecnología es uno de los mejores aliados posibles. La gran cantidad de datos que se pueden recoger usando tecnología, tales como satélites, drones, sensores, etc. hace que los agricultores puedan dejar atrás los métodos tradicionales de agricultura. Los datos recogidos ofrecen información sobre el estado de los cultivos y el suelo, las necesidades de riego o el mejor momento para sembrar o cosechar. Esta constante monitorización del campo evita que los problemas permanezcan ocultos hasta que ya es demasiado tarde para poder revertir la situación, esto es especialmente útil en situaciones con plagas o enfermedades en los cultivos o con falta de nutrientes.

La tecnología también es capaz de aportar información precisa sobre el clima, tanto actual como el del futuro más inmediato. Conocer cuándo y en qué cantidad se van a producir precipitaciones en el campo no solo es importante para no desperdiciar agua dulce y evitar sobrecostes, una cantidad de agua excesiva como consecuencia del riego y la lluvia caída es igual de negativo para las plantas que una situación de sequía extrema. Gracias a los datos sobre la meteorología, los agricultores pueden planificar sus actividades de campo relacionadas con la gestión del agua y, en caso de lluvias extremas, tomar las medidas necesarias para proteger los cultivos y minimizar el daño.

La implementación de un sistema tecnológico con diferentes dispositivos incrementa la productividad del campo, lo que se traduce en un mayor rendimiento y beneficio final y optimiza los gastos, especialmente aquellos relacionados con los insumos. Equipados con información correcta y precisa, los agricultores pueden sacar el máximo partido a su campo y enfrentarse con éxito a los peligros que les amenazan. La única manera de parar el cambio climático es apoyarse en la tecnología y adoptar sistemas más sostenibles de hacer las cosas.

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