Las historias más divertidas e increíbles que han ocurrido en un casino

Repasamos algunas de las anécdotas más espectaculares producidas en casinos, que ofrecen una realidad muy dispar de las personas y sacan una sonrisa.
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Amado por unos, denostado por otros y percibidos con suspicacia por muchos. Así son los casinos, esos espacios donde las emociones están a flor de piel y en los que se pueden experimentar todo tipo de sensaciones, aunque la diversión suele estar presente, tal y como indica el portal especializado bonoscasino.net. Y es que el azar es caprichoso y en ocasiones ofrece situaciones tan rocambolescas que han entrado en los anales de la historia de este tipo de establecimientos, cuya meca sigue siendo Las Vegas, pero que se han internacionalizado ofreciendo una posibilidad de ocio en entornos muy variados. Pérdidas increíbles, ganancias épicas, malentendidos curiosos y excentricidades notables sazonan este compendio de anécdotas que pueden resumir las cosas que se pueden llegar a vivir en un casino y ofrecen un retrato de todas sus vertientes.

Para comenzar nada mejor que retrotraerse a 1950 y acudir a Las Vegas, el centro del mundo de este sector. En plena Guerra Fría, el ejército estadounidense instaló un programa de pruebas de bombas nucleares a apenas 112 kilómetros de la ciudad. Las detonaciones podían escucharse y, sobre todo, verse con total nitidez desde la ciudad, siendo canalizado este peligroso hecho como un atractivo turístico más con el que los festivos turistas de Las Vegas disfrutaban. Se llegaron a establecer horarios fijos de las detonaciones para que los visitantes pudieran verlas.  

Entrando ya en materia de azar, quedaron para la posteridad algunas de las historias de Kerry Packer, multimillonario australiano muy aficionado al juego, que en una de sus grandes noches llegó a arruinar a un casino. Una semana después de su visita, el Aspinalls Club de Londres se declaró en quiebra debido a que Packer se había embolsado 300.000 dólares. Otra leyenda del casino es Ashley Revell, cuya falta de responsabilidad y locura por el juego le llevó a vender su casa, coche y otros objetos personales para apostarlo todo al rojo en la ruleta. Su triunfo causó estupor, pero es la clara muestra de hasta dónde puede llegar el ser humano con comportamiento de juego patológico.

El 14 de julio del 2000 se produjo una de las anécdotas más curiosas al salir el número 7 seis veces consecutivas en la ruleta. La probabilidad matemática de que esto ocurriera es de 1 entre 3.000 millones, por lo que dejó a todos los presentes atónitos. Pero no solo de grandes triunfos o trágicas derrotas se compone la historia de los casinos, sino también de curiosidades. Por ejemplo, ¿nunca te has preguntado cuál es el casino más pequeño del mundo? Se encuentra ¡en un taxi! Sí, has leído bien. Un taxi londinense ubicado en Birmingham ofrece la posibilidad de jugar con una mesa, un crupier y un servidor web a máquinas tragaperras, empleándose para el transporte de clientes al Grosvenor Casino, por lo que se erige en una especie de calentamiento.

Otro emplazamiento curioso de un casino es el de una cárcel. Desde 1932 hasta 1967 la Prisión Estatal de Nevada contó entre sus instalaciones con una sala de póker, blackjack, dados y demás elementos. Nunca pudo operar con licencia porque le fue denegada una y otra vez, pero informalmente actuó como tal y los beneficios se destinaron a mejorar las condiciones de los presos. Simplemente increíble que algo así ocurriera durante tanto tiempo. Y por último, lo que quizá muchos no sepan es que la empresa de mensajería FedEx vivió un punto de inflexión su historia gracias a los casinos.  

La compañía estaba a punto de desaparecer en 1973, cuando su propietario, Frederick Smith, tomó una decisión: de perdidos al río. Sacó los 5.000 dólares que quedaban en la cuenta y se los jugó al blackjack en un casino de Las Vegas. Salió de allí con 27.500 dólares que reinvirtió automáticamente en su empresa. Un año después, FedEx facturaba ya 11 millones de dólares. Otra historia increíble se ha producido recientemente en Nueva York, tal y como informa LaSexta. Una mujer creía haber ganado 43 millones de dólares a las tragaperras, pero todo se debió a un error. Los propietarios del casino tuvieron que explicárselo, argumentándolo como un fallo técnico de la máquina. Como compensación le ofrecieron una cena en un hotel de lujo. Imagínense la sensación de una persona que de un momento a otro experimenta sensaciones tan cambiantes.

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