Albacete conmemora 650 años de Villazgo con Medallas de Oro a sus alcaldes democráticos
El Teatro Circo se convirtió este 10 de noviembre en el escenario del acto institucional más destacado del año para Albacete: la conmemoración del 650 aniversario del Privilegio de Villazgo, efeméride que recuerda el nacimiento de la ciudad como villa. Presidido por el alcalde Manuel Serrano, el Día de la Ciudad reunió a autoridades, representantes sociales y vecinos en una ceremonia cargada de simbolismo, memoria y emoción.
El acto comenzó con una teatralización de la firma del Privilegio de Villazgo, a cargo de actores y actrices de grupos amateur locales, que recrearon el momento histórico en el que el Marqués de Villena firmó el documento fundacional en el Castillo de Garcimuñoz. Entre los asistentes destacó la presencia del alcalde de Castillo de Garcimuñoz, Justo López Pinar, invitado como testigo de aquel hito fundacional que unió ambas localidades hace seis siglos y medio.
Medallas de Oro y al Mérito Municipal
El alcalde entregó las Medallas de Oro de la Ciudad y las Medallas al Mérito Municipal, reconociendo la labor de instituciones y personas que representan “lo mejor de nuestra historia reciente en los ámbitos económico, educativo, sanitario y de las Fuerzas Armadas”.
Serrano subrayó que “los alcaldes y alcaldesas de la era democrática han sido los timoneles de esta nave colectiva llamada Albacete”, y que “cada uno ha contribuido desde su tiempo a continuar el legado de sus predecesores, superando diferencias por el bienestar de los ciudadanos”.
Entre los galardonados con la Medalla de Oro de la Ciudad estuvieron los nueve alcaldes y alcaldesas del periodo democrático: Salvador Jiménez, José Jerez, Carmina Belmonte, Juan Garrido, Carmen Oliver, Carmen Bayod, Javier Cuenca, Vicente Casañ y Emilio Sáez, junto al recuerdo del fallecido Manuel Pérez Castell.
El alcalde también distinguió a los empresarios por su esfuerzo innovador y su papel en la creación de empleo; a la Universidad de Castilla-La Mancha, como motor de conocimiento e investigación; al Colegio de Médicos, símbolo de compromiso con la salud pública; y a las Fuerzas Armadas, por su contribución al desarrollo y prestigio de la ciudad a través de la Base Aérea de Los Llanos y el Ejército del Aire.
Orgullo y mirada al futuro
Durante su discurso, Serrano apeló a la memoria y al orgullo colectivo, recordando que “el Privilegio no fue un simple papel, sino una puerta que se abría, una decisión valiente para un pueblo que quería ser dueño de su propio rumbo”.
El alcalde hizo un recorrido por los grandes hitos que marcaron el devenir de Albacete: la primera referencia documental de la Feria en 1325, el hallazgo de la Virgen de Los Llanos en 1447, la construcción del Recinto Ferial en 1789, la llegada del ferrocarril en 1855, la concesión del título de ciudad por Isabel II, el alumbrado público pionero o la consolidación de la UCLM y la industria aeronáutica como motores de progreso.
Serrano reivindicó la identidad forjada en el esfuerzo y el carácter emprendedor de los albaceteños, comparando la historia local con “la industria cuchillera, donde el temple, la constancia y la precisión han dado forma a una identidad colectiva única”.
“Este aniversario no es una vitrina de recuerdos —afirmó—, es un faro que nos invita a pensar en la ciudad que queremos ser: una ciudad que crece sin olvidar su raíz y que innova sin perder su alma”.
Añadió que el reto del futuro pasa por construir “una ciudad donde nuestros jóvenes no tengan que elegir entre quedarse o prosperar” y donde “la tecnología nos conecte más, no nos aleje”.
El alcalde cerró su intervención con una apelación al orgullo y la esperanza: “Hoy más que nunca debemos sentirnos orgullosos de lo que somos y de lo que hemos conseguido juntos. Lo mejor de Albacete aún está por llegar”.
El acto concluyó con la interpretación del himno de Albacete y el himno nacional por la Banda Sinfónica Municipal, que puso el broche solemne a una jornada de celebración cívica.
Entre aplausos, el alcalde entonó vivas a la Virgen de Los Llanos, a Albacete y a España, culminando una ceremonia que selló el compromiso de la ciudad con su pasado, su presente y su porvenir.