Los incendios se apagan en invierno
La frase no es mía, es de un experto investigador gallego. Y se refiere, lógicamente, a la responsabilidad de los poderes públicos, estatales y autonómicos, en la prevención y el mantenimiento de bosques y monte bajo durante el invierno.
Las masas forestales necesitan, en los meses de frío, poda, quema de rastrojos, y cortafuegos. Y esa labor corresponde a los responsables de medio ambiente de las Comunidades Autónomas y a los ministros responsables del Gobierno.
Hay que invertir presupuesto, contratar ingenieros agrónomos, agentes forestales y, cuanto sea necesario, para que los bosques no se conviertan en bombas incendiarias cuando llega el calor. Parece de perogrullo pero, año tras año, la cada vez más exigua masa verde de todo el territorio sigue abandonada. Los pocos habitantes de los pueblos de la España despoblada se quejan de que no les dejan ir a recoger setas en otoño, en medio de pinares llenos de ramas secas caídas por el suelo. Porque ese es otro factor de riesgo, la despoblación rural, la merma de la ganadería que limpiaba campos en barbecho. El pavoroso incendio de Las Médulas, que ha arrasado una joya que sobrevivió desde los romanos hasta ayer, no es un hecho excepcional. Castilla y León, la región más despoblada del país, arde por los cuatro costados.
Es verdad que el cambio climático, las altísimas temperaturas, acompañadas de fuertes ráfagas de viento, han convertido los incendios en sucesos explosivos e incontrolados. Pero, desde todos los organismos de protección de la naturaleza, se advierte, desde hace años, de que estos fenómenos van a ser lo habitual. Las vidas humanas que el fuego se ha llevado, los heridos, los desplazados, los que lo han perdido todo, son las principales víctimas a los que se manda mensajes de condolencia y después se les olvida.
Los bosques son, en estas circunstancias, de los pocos pulmones que contribuyen a frenar el calentamiento global ( y todavía hay quien niega el cambio climático..) y recuperar castaños centenarios como los que han ardido en las Médulas ya no es posible. No queda muy edificante, en estas circunstancias, que un ministro como Puente se dedique a lo que suele: hacer comentarios sarcásticos sobre los políticos del PP. Pero el don de la oportunidad no le caracteriza.
De poco sirve, con España ardiendo, que el Ministerio de Interior declare la Fase de Preemergencia en Situación Operativa 1. Póngase a trabajar ya, todas las administraciones, y diseñen antes del otoño un plan de limpieza y protección de la masa forestal que sobreviva a este verano negro. Porque, si no, el que viene será igual o peor.