Frentes judiciales abiertos...

El azar ha querido que PSOE y PP se enfrenten a causas judiciales que, pese a los desmentidos, la gesticulación del aquí no pasa nada, tienen el vilo a ambos líderes y sus equipos. Empecemos por lo último: el magistrado del Supremo, Leopoldo Puente, reclama a la Audiencia Nacional que investigue los pagos en metálico a Koldo y a Ábalos porque, tras la declaración del exgerente y la encargada de entregar los sobres, no tiene claro el origen de ese dinero y sospecha que podría encubrir blanqueo de capitales.

No se explica, ni él ni nadie, que por Ferraz corriera tanto dinero y que se utilizara para pagar en efectivo lo que podía hacerse mediante cheques o trasferencias. Patxi López, al que últimamente le ha tocado el ingrato papel del "desmentidor oficial", aseguró que no hay nada delictivo. Todo está en proceso de investigación, pero son demasiadas instrucciones judiciales abiertas si se suman las que cercan a Moncloa.

Se comprende que Sánchez saliera satisfecho del Senado tras su interrogatorio en la comisión de investigación. Feijóo y los suyos llevaban semanas vendiendo que había llegado la hora de la verdad, que el presidente no resistiría la presión. Pero el senador Alejo Miranda no estaba preparado para tan alta misión. Hizo preguntas atropelladas, casi histéricas, y logró lo que el PP no esperaba: que se les fuera tan contento y que lo más destacado de tan importante cita fuera el modelo de gafas que lució.

El cabreo en Génova 13 era notable y más después del bochorno del funeral laico por las víctimas de la Dana donde resonaron, y bien alto, los insultos a Mazón y lo que se ha sabido después de su educado y galante acompañamiento hasta el parking a la periodista con la que comió ese fatídico día. Maribel Vilaplana declarará el lunes como testigo ante la juez de Catarroja que le ha pedido el ticket del parking. Y, precisamente, la exconsejera Salomé Pradas, que estuvo al frente del Cecopi e imputada también, espera y confía en que la periodista cuente la verdad y explique porque Mazón le colgó dos veces el teléfono cuando lo llamó a esas horas para decirle que iba a mandar la alerta.

Y, con estos mimbres, Feijoo da un nuevo giro de guion y considera que es Mazón el que debe tomar la decisión de dimitir o no. Mientras, se buscan sustitutos para encabezar el cartel electoral, porque lo único que tienen claro es que Mazón no va a repetir. Eso sí, al final, la verdad no le acaba obligando a salir por la puerta de atrás. Porque la realidad es terca y todo se acaba sabiendo.

Comentarios