Demasiado para un hombre solo
La imagen de los líderes de la OTAN, reunidos en la Haya, donde se ve a Pedro Sánchez en la última fila, en el rincón de la izquierda, es el reflejo de su soledad frente al resto de países europeos que han decidido rendirle pleitesía, obediencia, y reverencia al disparatado presidente norteamericano.
Como "amo" del mundo no solo se permitió atacar a Sánchez antes de llegar a la cumbre sino que filtró un correo con tono servil que le había enviado el secretario general de la Alianza, Mark Rutte. Así las gasta con sus "despreciados" socios.
Pero lo malo no es que Sánchez esté solo frente a Trump y frente al resto de mandatarios de la OTAN, es que su soledad se extiende también a su labor como presidente del Gobierno, a su partido e incluso a nivel familiar.
Empecemos por esto último. Su mujer, que bastante tiene con preparar su defensa frente a los autos del juez Peinado que, pese a darla por difunta en su escrito al Supremo, sigue con su instrucción, no está para dar compañía. Su hermano lo mismo de lo mismo.
Su partido, el PSOE, está en shock. Descabezado, con la UCO revisando su sede y no sabiendo si los negocios de Cerdán les alcanzan por posible financiación irregular. Además, Sánchez, que ha perdido a los amigos que ejercían el control férreo de la disidencia interna, comienza a oír las voces, cada vez más numerosas de antiguos y relevantes dirigentes que le piden claramente que dimita y salve las siglas.
Ya no es solamente Page quien se atreve a criticar. Y si, como dicen algunas fuentes, va a ser Zapatero el que se encargue de mantener prietas las filas, apaga y vámonos.
En cuanto al Gobierno, Carlos Cuerpo ya está buscando un destino en Europa como hizo su predecesora y mentora Nadia Calviño. María Jesús Montero, que dice y se desdice cada vez con más celeridad, busca salida en Andalucía donde se está volcando. Bolaños anda ocupado con defenderse de las acusaciones del juez Peinado que le ha incluido en el "caso Begoña". Y todos pendientes de la declaración el lunes de Cerdán, que ha pedido que se retransmita en directo.
Mientras, Sumar se desintegra como un azucarillo huyendo de la corrupción y acosado por Pablo Iglesias y Podemos que cree llegado su momento.
En estas circunstancias de soledad, aislamiento y deterioro político, es inimaginable que Sánchez pretenda seguir. Lo mejor sería que dimitiera. El círculo se está cerrando.