Habla Aznar
Por si faltaran calamidades, habló Aznar. Y, como siempre que lo hace, para sembrar discordia entre los españoles y para tiznar la imagen internacional de España. Precisamente el hombre que más debería callar, habla, y lo hace esta vez para arrojar sospechas sobre nuestro sistema electoral y para insinuar que Pedro Sánchez podría amañar en su beneficio las elecciones.
Según el torvo personaje que como su viejo par Felipe González se resiste a ser lo que debe un ex-presidente, un jarrón chino sin más, si un par de golfos colaron de extranjis en las primarias del PSOE dos papeletas favorables a Sánchez que éste no necesitaba para ganarlas, pues lo hizo con 16.000 votos de diferencia sobre su rival, el presidente del Gobierno podría perfectamente montar un pucherazo introduciendo unos cuantos millones de papeletas fake en las urnas de las próximas elecciones generales. Con ésto, Aznar se habría superado a sí mismo si no lo hubiera hecho ya, tantas veces, de manera insuperable.
Cuando los españoles asisten horrorizados a la deriva del mundo, guiada por un puñado de psicópatas, delincuentes y genocidas, y temen a dónde lo van conduciendo una vez abolidos los elementales conceptos del bien y del mal, y perplejos ante el regreso de la más obscena corrupción político-empresarial intramuros, viene Aznar a insuflarles, como siempre, esperanza y buen rollo. Él no aprecia, sino que le encocora, la romántica posición de España contra el genocidio en Gaza, romántica por solitaria, o contra las órdenes de Trump para que gastemos en las máquinas de guerra que fabrican sus amigos lo que hay que gastar en sanidad, en educación o en pensiones. Aznar correría seguramente a alcanzar ese 5% en gasto militar, pues hay enemigos con "armas de destrucción masiva" por todas partes.
Cuando más necesaria es la sensatez, y la discusión y la crítica serenas, y el acuerdo mayoritario y transversal de la ciudadanía para perseguir y combatir toda clase de corrupción hasta acabar con ella, habla Aznar, y lo hace, cómo no, para echar más leña al fuego. Una leña falsa que estalla como acabaron estallando siempre sus mentiras.