El cholismo
El cholismo podría definirse como la incapacidad para asumir que tu momento ha pasado, o no como la incapacidad, sino como la resistencia, tan feroz como inútil, a reconocerlo. El término se inspira en su actual máximo exponente, el "Cholo" Simeone, uno de los entrenadores mejor pagados del mundo, una auténtica fortuna, que consigue que el equipo que dirige, el Atlético de Madrid, sea de los que peor juegan del planeta. Y todo porque el "Cholo" padece esa afección del cholismo en su fase más aguda, la última.
Como se sabe, la directiva del Atlético de Madrid ha gastado en fichajes unos 360 millones de euros en las dos últimas temporadas, colosal inversión que no ha servido para otra cosa que para crear perplejidad y frustración en sus seguidores, quienes, hechos tradicionalmente a sufrir, es la primera vez que sufren por ver desaparecida la identidad de su equipo. Y es que sobre esa identidad se ha impuesto, laminándola, la de un personaje, el "Cholo", que pese a haber ido despojando durante 13 años al club de su personalidad, aún cree conservar la falsa aureola de haberle hecho grande, más grande de lo que nunca fué. Un tipo que se cree su aureola es natural que por nada del mundo asuma que se ha apagado.
El Atlético de Madrid siempre fue grande, unas veces más y otras menos, y quienes conocimos el que poblaron criaturas mágicas como Gárate o Pereira, no lo reconocemos en éste que se arrastra por el césped, vencido por el peso de los millones que han costado jugadores a los que da igual una camiseta que otra, pero, sobre todo, por la obstinación del "Cholo" en no reconocer que su momento, un momento fugaz como el de todo éxito, ha pasado. Ocurre, esto del cholismo, en todas partes, entre los actores, los cantantes, los políticos, los escritores, pero esta contumacia del míster argentino es cosa de estudio. Los colchoneros saben sufrir, pero también saben que el sufrimiento inútil, el que les propone el "Cholo" una temporada tras otra, no conduce sino a la locura, que en el fútbol es no jugar absolutamente a nada.