Una baja tras dimitir sin irse
La perspectiva de cobrar 86.862 euros al año durante quince sin hacer maldita la cosa, y disponer de dos asistentes, un chófer, una oficina con todos sus gastos y un coche oficial por la patilla durante ese período de tiempo casi vitalicio, gracias al momio de pertenecer al Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana con el que se agracia en su retiro a los que la han presidido durante una legislatura completa al menos, esa perspectiva, digo, puede que no se borrara nunca de la vista de Carlos Mazón.
De otro modo no se entiende que haya alargado un año la agonía de su mandato, agonía para las víctimas de la dana, a menos, claro, que de su limitada sesera brotara la esperanza de que las víctimas de la riada y de su inoperancia se olvidaran durante ese año de que lo son, y de que se olvidaran de él. Y a seguir alegremente en el cargo hasta completar la legislatura, pórtico de un futuro parasitario y majestuoso.
Pero a Mazón, vil hasta su dimisión "ma non troppo", se le ha derrumbado ese sueño, pesadilla para los demás. La presión de una ciudadanía aterrada por verse en manos de semejante gestor, la vergüenza (electoralista) de su partido, la explosión de la justa rabia de las víctimas de la dana durante el funeral de Estado en memoria de sus seres queridos ahogados, y la sombra de un posible procesamiento, han podido más que su ensueño si es que lo tuviere, que todo parece indicar que sí. No obstante, al tratarse de un individuo con enigmáticos recursos (ya hay que tenerlos para haber llegado a presidente del Consell con tan escasos recursos tangibles), ha ideado en su derrumbamiento una cosa rara de la que no entiende sino que se va pero se queda hasta lo que diga Vox.
Así y todo, la estricta focalización en su persona de todas las indignidades vistas y padecidas en el último año, viene bien a cuantos fueron cooperadores necesarios de ellas, desde un Feijóo inane hasta esos 160 cargos de la Generalitat que le mostraron hace sólo unos días su fervorosa adhesión con un aplauso interminable. Ahora bien; lo de cogerse una baja tras dimitir sin irse sólo lo puede hacer un Mazón.