El ridículo de la pandilla

Pocas horas antes, cuando estaba a punto de saberse, lo que ya sabíamos muchos, que el señor Cerdán tenía un gran interés por la ingeniería de caminos, canales y puertos, o más bien, sobre las empresas que los construyen, la mentirosa ministra de Hacienda, y secretaria general del PSOE de Andalucía -o al revés- respondió, ante la pregunta de si apoyaba a Santos Cerdán. Y dijo, antes de cerrar la puerta: "¡Total!". El entusiasmo de doña María Jesús le impidió recordar que su señorito, Pedro I, El Mentiroso, no contestó a la pregunta, porque sabía ya algo -como lo sabíamos bastantes- que le impedía el entusiasmo.

Pasarán mas cosas, todavía, y el señorito de doña María Jesús seguirá demostrando su capacidad para la resiliencia, pero tengo interés por saber lo que van a hacer los componentes de la pandilla al servicio del señorito, y si soportarán esta situación para la que se requiere, no ya capacidad para mentir, sino que, todos los días, van a tener que salir a la calle, mostrando una rana, cogida de una pata, y asegurando que se trata de una gallina, que acaban de sacar del corral de Moncloa. Al principio, la gente aguanta lo que parece un chiste, pero llega un momento en que cansa y aburre.

Me consta que algunos componentes de la pandilla han llegado a su más alto nivel de incompetencia, al ser nombrados ministros o portavoces o diputados de a pie. Y que, tras esta etapa, les espera volver a la travesía del desierto, con una cantimplora que pierde agua. Y comprendo que pueden seguir haciendo el ridículo hasta que el desastre los separe. Pero hay muchos otros, que no están todavía para la jubilación, y ahora tienen la excusa de no ser considerados traidores si abandonan el barco, una vez que se demuestra que las ratas formaban parte de lo más ilustre de la tripulación.

También tienen todo el derecho a sacrificarse por el capitán de los fulleros, morir con los votos puestos, o despojados de los votos. Pero, llegados a este punto, el problema ni siquiera es la suerte de Pedro I, El Mentiroso, sino la suerte del PSOE. ¿Quién se hará cargo de lo que quede? ¿Los candidatos a las presidencias autonómicas, enviados al fracaso? ¿La actual directiva de Ferraz? En este momento, es mucho más importante el PSOE que su secretario general. Y no creo que le venga bien al PSOE una pandilla de jerarcas, saliendo, cada día, a hacer el ridículo.