Sofía

Este 21 de Noviembre el Rey Felipe VI condecora con el Toison de Oro a su madre, la reina emérita Sofía. Condecora a su madre, por la que siente una auténtica adoración que es mutua. y condecora también a una mujer que la historia se encargará de poner en su justo valor su papel silencioso y discreto en favor de la Corona.

La Reina Sofía llegó a Zarzuela ya enseñada. No en vano es hija de reyes y eso marca. Llegó enseñada con clara conciencia de cuál era su papel y su papel lo ha cumplido con extraordinaria dignidad, con una discreción insuficientemente valorada y siempre envuelta en un silencio que para cualquier mujer hubiera sido difícil, casi insoportable de mantener durante años.

Ella lo ha mantenido porque siempre ha tenido conciencia de lo que representaba, de cuál era su papel. Este decidido y duro silencio nos impide acercarnos, siquiera, a sus pensamientos y supongo que a su dolor. Saberse engañada por el padre de sus hijos sin mover una ceja tiene un mérito que solo las mujeres que han sufrido situaciones semejantes pueden calibrar con acierto.

Aún a riesgo de equivocarme siempre he pensado que si Sofía hubiera dado portazo público ante circunstancias bien dolorosas, la Corona hubiera corrido un serio riesgo. Quizás es mucho decir pero solo hay que imaginar un divorcio en toda regla.

Si alguien le conoce es su hijo quien, al concederle el Toison de Oro, no realiza solo un acto de cariño filial. Es, sobre todo, el reconocimiento institucional a una figura clave de la Corona y que a sus más de ochenta años no se le conoce un comentario frívolo, ni un solo gesto fuera de guion y que continúa al servicio de la Corona cuando así se le reclama.

La Reina Sofía compartirá la condecoración con Felipe González, que, con sus luces y sus sombras, logró el mayor éxito que nunca ha tenido el socialismo español. Tampoco él estará solo porque se distinguirá a Miguel Roca y a Herrero de Miñon, padres, entre otros ya fallecidos, de la Constitución, poniendo así en valor el llamado régimen del 78, que fue cuando de verdad llegó la democracia a España.

Es verdad que hay tendencia a idealizar el pasado más próximo pero lo cierto es que los padres de la Constitución se merecen todo nuestro reconocimiento. Ellos no entendieron ni quisieron establecer muros. Quisieron, y lo consiguieron, dotar a España de los elementos necesarios para dar por finiquitada de manera solemne la dictadura franquista para dar paso a una democracia moderna y homologable con otras democracias. No todo fue perfecto pero sí lo posible y hoy España es libre, institucionalizada, sometida a tensiones, siempre las hay, y un tanto desconcertada no por el llamado régimen del 78, sino por ese impulso que denosta aquellos tiempos pero incapaz de establecer un dibujo mejor.

Los condecorados por el Rey merecen, sin duda, ese reconocimiento.