El destape de Feijóo

Comencé a ver el discurso de Feijóo con la desgana de quien lleva escuchando soflamas políticas desde hace más de medio siglo. O sea, por obligación. Acabé con la sensación de haber sido testigo, como en algunos tiempos pasados y mejores, de un momento importante y trascendental. En algún instante hasta sentí el eco de las palabras de alguien a quien admiré aunque nunca voté: Adolfo Suárez.

Pero no solo fue ese recuerdo, fue bastante más lo que me hizo concentrar la atención hasta el final. Una cierta sorpresa que fue aumentado y concretándose. Por las formas y los fondos. Las primeras marcadas por la apuesta y compromiso personal. Los segundos por la claridad y la precisión de la exposición y las respuestas. Fue una pieza trabajada, bien estructurada y secuenciada y expuesta con nitidez y con una potente, y para muchos creo que hasta el momento, desconocida carga emocional que le imbuyó fuerza y credibilidad. Destapó un Feijóo que muchos no concebían así.

Su crítica, los yo acuso, uno a uno martilleados, fue demoledora y tajante en cada punto, la condensó en la condena a Sánchez como culpable de la quiebra de la convivencia entre los españoles, levantando un muro con el que pretende llevarnos de vuelta a una especie de guerra civil emocional.

Las propuestas y las primeras medidas de su Gobierno, si lo consiguiera formar, fueron precisas, expuestas con sencillez y con la premisa de la regeneración democrática y la derogación del sanchismo que la ha puesto en peligro letal. Bajada de impuestos, emigración bajo control, más médicos y más seguridad. Ley de Lenguas para restablecer el derecho a expresarse y estudiar en la lengua común en todo el territorio español, Planes nacionales de Vivienda y Agua y mas médicos y mayor Seguridad Ciudadana. Para empezar.

Pero quizás lo más clarificador y donde marcó el territorio de centralidad que situó como posición de base, fue la respuesta a las preguntas que sintió el deber, y lo tenía, de contestar. Su intención: Gobierno en solitario. Único veto: Bildu. Prevención y líneas rojas constitucionales intocables: nacionalistas y separatistas. Respeto y acuerdos: Vox y, liberado del sanchismo, el PSOE también. Objetivo primordial: derribar el muro que nos han puesto y que quieren seguir alzando aún más y recuperar la convivencia y el sentimiento de pertenencia ciudadana y fraternal a una misma Nación.

Por ello, solo por esto último, me mereció la pena escucharlo hasta el final. Y sus vivas finales a la Libertad, a la Democracia y a España, me volvieron a recordar un tiempo pasado en el que tantos y de las más diversas ideologías los dábamos sin complejos y con orgullo. Reconozco que, como entonces, me emocioné. Y ¿saben por qué?. Pues porque siento que están, en verdad, en peligro.

Pero la esperanza es mayor.