Luis García-Page, el pintor que habla con las piedras y perpetúa el patrimonio y a las gentes
Aunque Luis García-Page es toledano de pura cepa, hace años que forma parte del paisanaje de San Martín de Montalbán. "El nuestro es un pueblo pequeño pero, per cápita, tenemos más monumentos que muchas grandes ciudades de España", dice con orgullo de este municipio situado a 45 kilómetros de Toledo capital, que atesora uno de los conjuntos monásticos visigodos mejor conservados de la Península Ibérica, como es Santa María de Melque.
Este maestro jubilado, apasionado de la historia y del arte, sobre todo del románico, asegura, en conversación con Europa Press, que las piedras que dan forma al rico patrimonio de esta localidad de los Montes de Toledo y que traza con detalle le hablan. "Me habla Melque, me habla el Puente de la Canasta, me hablan los puentes Chicos", dice en alusión a alguno de sus más emblemáticos lugares.
Muestra de lo buen conversador que es, lleva años plasmando ese diálogo en innumerables plumillas y acuarelas que este verano ha cedido al Consistorio lugareño. Con ellas, se ha organizado una exposición benéfica, y todo lo recaudado con su venta irá destinado a sufragar las excavaciones que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) realiza en Melque.
Y es que otra de las virtudes que definen a García-Page es su generosidad, pues además de compartir sus creaciones en su página de Facebook, suele donar parte de ellas, como ya ha hecho en ocasiones anteriores con Cáritas o Escuelas para el Mundo.
"La gente del pueblo, al ver las obras que cuelgo en Facebook, me decía que por qué no hacía una exposición, que por qué no las vendía. Incluso el ayuntamiento me ofreció exponer en Melque, pero les dije que las donaba y que el dinero que sacasen lo destinasen a fines culturales".
"Es un pueblo sin muchos recursos. Aquí no hay industrias de donde sacar impuestos", explica García-Page, que este pasado mes de julio ha llenado, por segunda vez, la sala de exposiciones de las viejas escuelas de San Martín de Montalbán con un centenar de acuarelas.
SATISFECHO DE "SACAR A FLOTE MELQUE"
La primera vez que lo hizo fue en el verano de 2023 cuando, animado también por sus paisanos, entregó al Consistorio una buena colección de láminas a plumilla. "Hubo mucha gente que se quedó sin ellas, y me tuve que comprometer a realizar más", relata García-Page, que para esta ocasión ha exhibido casi un centenar de obras de una técnica mixta entre acuarela y tinta, que fueron, como se suele decir, vistas y no vistas, pues se vendieron casi todas en un santiamén.
"El hecho de que se lleven a tus hijos, porque yo llamo hijos a mis obras, quiere decir que han sido valoradas, que a la gente le ha gustado", expresa agradecido este maestro jubilado, que confiesa sentir una doble satisfacción por el hecho de haber contribuido a recaudar fondos para colaborar con el CSIC en las excavaciones que viene realizando en el entorno de Melque y sus presas.
"Yo, encantado. No hay mejor cosa que sacar a flote este sitio. Lo conocí en la época en que la Diputación se hizo cargo de ella. Estaba caída y había ovejas y cabras en su interior. Desde entonces, se ha ido rehabilitando. Es un lugar que me aporta mucho", confiesa sobre el monumento más simbólico de San Martín de Montalbán, municipio del que se siente "hijo adoptivo".
"Dice el dicho que uno no es de donde nace, sino de donde su mujer es. Me casé con una mujer de aquí, y soy de aquí. Amo San Martín de Montalbán. Me ha acogido muy bien", declara Luis García-Page, también conocido en el pueblo por los innumerables retratos con los que inmortaliza a sus gentes.
"Algunos me los han pedido y otros han surgido de forma espontánea, porque he visto un rostro muy característico de una persona. Lo he hecho, y luego se lo he ofrecido. Yo nunca cobro. Me gusta agradar a la gente", manifiesta este polifacético artista, que considera que su habilidad para la pintura es innata.
"En mi caso, en cierto modo, también es algo genético. Mi padre era encuadernador en la Diputación. Tenía una mano impresionante para dorar. Cuando estuvo Juan Pablo II en Toledo, el libro que le donó la Diputación fue hecho por mi padre", presume García-Page, que termina recordando con orgullo los bordados a seda que salían de las manos de su madre.