Cae una red que introducía droga en Madrid con ayuda de empleados del aeropuerto

Los implicados contaban con una vivienda ubicada en Sonseca (Toledo) que servía como almacén de la droga y donde se han intervenido más de cinco millones de euros. En total se han efectuado cinco registros, tres en domicilios y dos en trasteros.
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Cae una red que introducía droga en Madrid con ayuda de empleados del aeropuerto

Dieciséis personas han sido detenidas en una operación en la que se ha desarticulado una organización que introducía droga a través del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, que contaba con empleados de empresas del recinto aeroportuario con acceso a zonas restringidas que la sacaban simulando ser viajeros.

Se trata de la operación Kate-Woood, desarrollada conjuntamente por la Policía Nacional, la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera desde 2022 y que ha culminado ahora con el arresto de los principales miembros de la red, entre ellos su cabecilla, un ciudadano albanés sobre el que pesaba una orden de detención internacional al estar relacionado en su país con la trata de seres humanos.

Tenían un almacén en un pueblo de Toledo

A los detenidos se les atribuyen delitos de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública, blanqueo de capitales y tenencia ilícita de armas y explosivos, han informado este viernes los tres cuerpos actuantes.

Los implicados contaban con una vivienda ubicada en Sonseca (Toledo) que servía como almacén de la droga y donde se han intervenido más de cinco millones de euros. En total se han efectuado cinco registros, tres en domicilios y dos en trasteros.

Además de la citada cantidad de dinero han sido incautados 60 kilos de cocaína ocultos en varios envíos de mochilas y un arsenal de armas, como una pistola, un fusil, un lanzagranadas, multitud de cartuchos y munición de diferente calibre, explosivos, casi cien detonadores y pólvora, además de artículos de lujo, como dos vehículos de alta gama y diez teléfonos móviles.

El minucioso estudio de la documentación intervenida ha llevado a los agentes a descubrir que llevaban el dinero procedente de la venta de la droga a Emiratos Árabes, donde estaban intentando crear un conglomerado empresarial para blanquear el dinero.

Tres años de investigación

La investigación comenzó en octubre de 2022 con la incautación de varias mochilas que contenían entre diez y catorce kilos de cocaína procedentes de aeropuertos de diferentes países, donde resultaron detenidas varias personas.

En julio de 2023 fueron arrestados siete empleados del aeropuerto madrileño cuando intentaban sacar dos mochilas que contenían 27 kilos de cocaína procedentes de un vuelo de Sudamérica y dos días después eran interceptados otros 14 kilos y medio de la misma droga que llevaba un hombre a quien la organización había puesto a su disposición a otra persona para facilitarle la salida del recinto.

Gracias a la investigación realizada sobre los detenidos, los agentes descubrieron a dos personas encargadas de asesorar a empleados de empresas del aeropuerto contratados por la organización para que facilitaran la salida del recinto sin pasar las preceptivas medidas fiscales.

Los agentes se percataron de que se encontraban ante una sofisticada organización especializada en el tráfico de droga a gran escala y que tenía una logística y una estructura internacional bien establecida.

Sacaban la droga en maletas

Contaba con ‘rescatadores’ que actuaban en el interior del aeropuerto y que actuaban como supuestos pasajeros que accedían a la terminal aérea usando tarjetas de embarque para vuelos nacionales de bajo coste para poder llegar a la sala de llegadas internacionales.

En la cinta de equipaje se encontraban las maletas que ocultaban grandes cantidades de cocaína, a las que quitaban la etiqueta que permitía su identificación y salían del recinto haciéndose pasar por viajeros procedentes de vuelos nacionales.

Participaban también los ‘maleteros’, trabajadores de diferentes empresas que se encuentran en la zona aeroportuaria que facilitaban la entrada de la droga y que tenían un papel crucial en la salida de la mercancía.

Uno de los implicados actuaba como testaferro recibiendo contraprestaciones económicas para que pusiera a su nombre el alquiler y compra de vehículos y propiedades para encubrir al líder y a otros miembros de la organización, y también era el encargado del suministro de armas y municiones.

La organización contaba igualmente con un encargado del blanqueo de capitales a través de un entramado de empresas de las que era el administrador y que disponía de una oficina que tenía como empleado al líder para justificar y dar apariencia de normalidad a su nivel de vida.

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