Rociito reaparece públicamente para machacar a su hija: esto ha pasado ahora
Un artículo de David Lozano publicado en EsDiario
Rocío Carrasco ha vuelto tal y cómo les vamos contando en ESdiario. No de manera discreta, ni con un proyecto que marque un nuevo rumbo en su vida, sino con una aparición tan calculada como innecesaria que, otra vez, tiene como telón de fondo a su hija. Tras varias semanas fuera de España grabando Hasta el fin del mundo, el nuevo reality en La 1 de Televisión Española (TVE)—una copia de Pekín Express con alma pública y presupuesto de cadena estatal—, la hija de La más grande ha reaparecido ante las cámaras. Y lo ha hecho sin hablar directamente de Rocío Flores Carrasco, pero dejando un mensaje tan evidente que nadie ha necesitado subtítulos.
Porque su regreso coincide, curiosamente, con el eco todavía caliente de la entrevista televisiva de su hija, en la que Rocío Flores, más serena y más firme que nunca, confesó que su madre “le había destrozado la vida”. Un testimonio duro, pero también una radiografía emocional que dejaba entrever años de heridas mal cerradas. Y justo cuando parecía que Carrasco había optado por el silencio, reaparece… para reafirmarse, pero no reconciliarse.
Preguntada por su amistad con Terelu Campos —puesta en duda precisamente por su hija en esa entrevista—, Carrasco respondió con la contundencia de quien no olvida ni perdona pese a ser palabras de una madre cuestionando a su propia hija:
“Hasta el fin del mundo”, dijo ante los micrófonos, elevando una simple respuesta a categoría de indirecta. El mensaje era claro: si alguien dudaba de su lealtad a las Campos, que mire hacia otro lado. Pero el gesto sonó más a ajuste de cuentas que a complicidad entre amigas.
No faltó el toque de autocomplacencia. Carrasco, que no pudo asistir al teatro para ver Santa Lola, la obra de Terelu, aseguró que lo hará “antes de que termine”, y añadió, en tono coloquial y afectuoso, ese “gorda” que siempre utiliza para referirse a su amiga, una palabra que aquí suena menos a cariño y más a reafirmación pública: “Yo le he dicho ‘gorda, si te llaman, no digas que no. Di que sí’. Y hasta le he dicho qué equipo tiene que pedir, el nuestro, porque tuvimos el mejor”.
Mientras tanto, su hija sigue en silencio. Un silencio que, por contraste, se hace más elocuente cada vez que Rocío Carrasco habla. Porque su reaparición no es casual: llega justo cuando las aguas mediáticas la habían olvidado. Y lo hace sin mostrar ni una grieta de autocrítica, sin un gesto hacia la reconciliación, sin un mínimo reconocimiento de que quizá, después de tanto ruido, lo más valiente sería callar. Y, por cierto, la hija de Rocío Jurado vuelve a la palestra gracias al dinero público, el que le pagamos todos los españoles en RTVE.