A la luz la última provocación de Ana María Aldón y lo que ha hecho con su novio
Ana María Aldón vuelve a ser protagonista de un capítulo que no deja indiferente. La diseñadora y colaboradora televisiva ha decidido instalarse junto a su pareja, Eladio, en una vivienda recién comprada en Chipiona, la localidad más simbólica para el recuerdo de Rocío Jurado. Un gesto que muchos han interpretado como una provocación directa a su pasado y, sobre todo, a su exmarido, José Ortega Cano.
La noticia, adelantada por Telecinco y ampliada por Lecturas y Diez Minutos, ha desatado una tormenta de comentarios. Vecinos de Chipiona y voces del entorno de la familia de la cantante han señalado la operación como “una afrenta innecesaria” y “un gesto violento”, entendiendo que la presencia de Aldón en esa localidad reabre viejas heridas nunca cerradas.
Una compra polémica en tierra de Rocío Jurado
El inmueble se ubica en la zona de “La Reyerta”, frontera natural entre Sanlúcar de Barrameda y Chipiona. Aunque la propia Aldón ha querido restar importancia —“Sanlúcar y Chipiona están colindantes, solo hay que cruzar una valla. No es nada dramático”—, el simbolismo del lugar es innegable. Chipiona no es solo un enclave turístico: es el epicentro emocional del recuerdo de Rocío Jurado y, por extensión, un espacio íntimamente ligado a Ortega Cano.
Aldón ha aclarado que la vivienda ha sido comprada “a medias” con su novio y sin hipoteca, una afirmación con la que busca subrayar su independencia. Sin embargo, la sombra de su matrimonio con Ortega Cano sigue planeando. Buena parte de la opinión pública recuerda que el bienestar económico actual de la diseñadora se cimentó durante los años de relación con el torero, lo que alimenta la idea de que sigue disfrutando de rentas heredadas de ese vínculo.
La defensa de Aldón: respeto y silencio
En declaraciones a Lecturas, Ana María ha respondido con firmeza a las críticas: “He respetado durante años todo lo relacionado con Rocío Jurado. Ahora he tomado una decisión personal con mi pareja y no tengo nada que esconder”. También ha recalcado que tiene familiares en Chipiona, lo que convierte la compra en un gesto natural más que en una provocación calculada.
Pero sus palabras no han calmado los ánimos. Según Diez Minutos, Ortega Cano habría recibido la noticia con disgusto, convencido de que la compra es un movimiento innecesario que vuelve a situar a su exmujer en el epicentro de la polémica mediática.
Vida de escaparate
Más allá del nuevo hogar, lo cierto es que Ana María Aldón ha convertido cada paso en una declaración de intenciones. Su relación con Eladio, mostrada sin reservas, y sus intervenciones televisivas refuerzan la imagen de una mujer que se alimenta de la controversia. A ojos de muchos, este nuevo capítulo responde a un patrón: decisiones personales presentadas como naturales, pero que tienen un evidente componente de desafío hacia su pasado matrimonial.
El trasfondo económico tampoco pasa inadvertido. Aunque Aldón insiste en que su presente se sostiene por méritos propios, críticos y detractores subrayan que buena parte de su estilo de vida —desde la exposición pública hasta la posibilidad de afrontar la compra de una vivienda sin hipoteca— sería impensable sin la etapa que compartió con Ortega Cano. Un argumento que refuerza la percepción de que su nueva vida se construye, al menos en parte, sobre las rentas de su pasado.
Una nueva etapa bajo la lupa
Con esta compra, Ana María Aldón y Eladio inician un proyecto de vida en común en una localidad que es mucho más que un lugar de veraneo. Para la opinión pública, no es solo un cambio de residencia, sino una jugada cargada de simbolismo que se lee como una provocación. Y aunque la protagonista insiste en que se trata de una decisión íntima y personal, la polémica demuestra que en el mundo del corazón cada gesto tiene consecuencias, sobre todo cuando se cruza con la memoria de Rocío Jurado y con la figura de Ortega Cano.