Las luminarias de Fontanarejo, una tradición mágica que Ilumina la última noche de abril

Este ritual, que forma parte del patrimonio cultural inmaterial de Castilla-La Mancha, consiste en la quema de romero verde a las puertas de las viviendas, y marca el inicio de un evento que reúne a todo el pueblo en la calle
Las luminarias de Fontanarejo, una tradición mágica que Ilumina la última noche de abril - EFE/Jesús Monroy
Las luminarias de Fontanarejo, una tradición mágica que Ilumina la última noche de abril - EFE/Jesús Monroy

Cada 30 de abril, al caer la tarde, el pequeño pueblo de Fontanarejo, en la provincia de Ciudad Real, se convierte en un escenario único lleno de magia y tradición, en el que todos los vecinos, en la puerta de su casa, queman a la vez centenares de 'Luminarias', haces de romero que horas antes han recolectado en el campo, originando una densa burbuja de humo que envuelve todo el casco urbano.

Aunque el origen exacto de la fiesta no está documentado, se cree que tiene sus raíces en tiempos medievales, posiblemente durante la peste, cuando se usaba el humo del romero para purificar los hogares y proteger a las familias.

Se dice que, en aquellos tiempos, las puertas de las casas se abrían para dejar que el humo purificador circulase y alejara la enfermedad. A pesar de que no existe una versión única sobre su origen, la tradición se ha mantenido viva a través de las generaciones, como han explicado a EFE el octogenario Alejo García Arias y la septuagenaria Encarna Alcaide, vecinos ambos de este municipio.

Este ritual, que forma parte del patrimonio cultural inmaterial de Castilla-La Mancha, consiste en la quema de romero verde a las puertas de las viviendas, y marca el inicio de un evento que reúne a todo el pueblo en la calle.

Así, desde primeras horas del día, los habitantes del pueblo recorren los montes cercanos para recoger el romero verde, el protagonista indiscutido de la fiesta.

En los últimos años, el romero ya no se transporta a lomos de burros, como antaño, sino en vehículos más modernos como tractores y coches. Sin embargo, el proceso sigue siendo el mismo: el romero se distribuye en haces que, al caer la noche, son incendiados a la vez.

La magia de la festividad comienza al caer el sol, cuando el repique de las campanas de la iglesia marca el inicio de la quema, tras lo cual, el pueblo entero se cubre de un espeso humo blanco y queda inundado por el aroma del romero.

Este denso humo no solo marca el final de un día de preparación, sino que también simboliza la purificación del pueblo y la bienvenida al mes de mayo.

Durante años, recuerdan tanto Alejo García como Encarna Alcaide, "las puertas y ventanas de las casas se abrían permitiendo que el humo circulara por todas partes, impregnando cada rincón de la casa". Esto se hacía -recuerdan- para que el humo purificara las viviendas.

A lo largo de los años, 'Las Luminarias' han evolucionado, pero siempre han mantenido su esencia. La fiesta no solo es un evento festivo, sino también un acto de identidad y pertenencia para los habitantes de Fontanarejo, un pueblo que ha logrado mantener viva su historia y sus tradiciones a pesar del paso del tiempo.

La tradición, que se ha transmitido de generación en generación, no tiene comparación con ninguna otra en Castilla-La Mancha, lo que hace que sea aún más especial y única, además, porque en ella participan todos los habitantes, desde los más jóvenes hasta los ancianos.

Alejo García Arias y Encarna Alcaide recuerdan que son muchos los fontanarejeños que viven fuera y regresan cada año el último día de abril a su pueblo para revivir esta experiencia única.

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