La CHG alerta del vacío absoluto de los acuíferos y urge a adaptar agricultura

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), Samuel Moraleda, en una imagen de archivo
El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana advierte de once años de déficit continuado en los acuíferos y reclama cambios profundos en la agricultura para evitar el colapso del sistema hídrico.

La situación de los acuíferos de la demarcación del Guadiana se encamina hacia un escenario límite. Así lo ha advertido el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG), Samuel Moraleda, quien ha alertado de que, tras once años consecutivos en déficit, el sistema avanza hacia un “vacío absoluto”, una situación que obliga, a su juicio, a que la agricultura dependiente de esta cuenca “se adapte”.

Moraleda ha subrayado que “consumir por encima del recurso no es sostenible” y ha descartado la posibilidad de soluciones externas, al asegurar que “en ninguna cuenca sobra agua para trasvasar” al Guadiana. Como ejemplo del desequilibrio actual, ha citado el Acuífero número 23, en la provincia de Ciudad Real, donde entran anualmente unos 200 hectómetros cúbicos de agua, mientras que las salidas alcanzan los 400. “Esto, año tras año, es insostenible”, ha advertido.

El presidente de la CHG ha situado este problema en un contexto especialmente delicado, marcado por la caducidad en 2027 de 4.700 concesiones de riego, mientras el Gobierno de Castilla-La Mancha trabaja para que puedan renovarse en su totalidad. En este sentido, ha señalado que será necesario estudiar en qué condiciones pueden mantenerse estas explotaciones, ya que “contribuyen, de alguna manera y definitivamente, al deterioro permanente de las masas de agua”. “Habrá que estudiar otras alternativas”, ha apuntado.

Estos expedientes afectan a una superficie aproximada de 20.000 hectáreas, repartidas por todas las masas del Alto Guadiana. Moraleda ha incidido en que cada año se supera la cantidad de agua que entra en el sistema, lo que conduce a un deterioro progresivo y permanente de los acuíferos y, en consecuencia, pone en peligro la propia agricultura de la zona.

“Por eso hay que utilizar medidas drásticas para revertir esta situación”, ha afirmado, recordando que ya son once años consecutivos perdiendo recursos y vaciando el acuífero de forma progresiva. En este escenario, ha insistido en que “la única solución posible” pasa por que la agricultura se adapte a la disponibilidad real de agua. “Este territorio se tiene que acomodar”, ha recalcado.

Aunque ha reconocido que los agricultores han realizado esfuerzos en los últimos años, Moraleda ha señalado que, a la vista de los datos y de la evolución estadística, “a lo mejor, son insuficientes” para frenar el deterioro actual de las masas de agua subterránea.