Opinión

No me pregunte, que no le oigo

Con esta frase estrafalaria respondió Mariano Rajoy a un periodista que le preguntaba, hace unos días, por las graves revelaciones del caso Kitchen. Si a eso le sumamos las declaraciones de quien fuera Secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, alegando que su gran error fue "ser leal a miserables como Jorge, Rajoy o Cospedal" se intuye por donde va a caminar la causa judicial del espionaje a Bárcenas.

Rajoy, que va a tener que comparecer en el Congreso en la Comisión de investigación creada al efecto, y que va a ser llamado también por el juez instructor, deberá abrir bien los oídos porque en sede judicial no cuela la sordera temporal. Y su principal testigo de cargo, Francisco Martínez, va a tener que aguzar el ingenio para encontrar otra razón, más convincente que la lealtad, para saltarse la ley a la torera. La lealtad debe terminar cuando a un cargo público su superior le insta a cometer un delito. La dimisión inmediata del cargo es una salida honrosa y que no figura, ni siquiera como falta, en el Código Penal. Otra cosa es que el interesado tenga ambiciones de poder y calle para no dañar su carrera política... 

Su superior, en este caso, era el catolicísimo Ministro del Interior Jorge Fernández Díaz; el mismo que concedió la medalla del mérito policial a la Virgen Nuestra Señora Santísima del Amor, al tiempo que creaba una policía política para espiar al resto de partidos o para robar al "compañero" Luis Bárcenas documentos comprometedores para dirigentes del PP. 

El caso es tan grave que ha dejado noqueado al grupo parlamentario popular, al partido y a sus actuales dirigentes. A Casado solo se le ocurrió decir que él era, por entonces, un simple diputado por Ávila. Menos mal que el alcalde de Madrid y actual portavoz de la formación ha enmendado la banalidad asegurando que no van a desentenderse de lo ocurrido. Ha reconocido la gravedad de los datos conocidos hasta ahora y la intención de asumir "lo que fue parte de nuestra trayectoria". 

De lo que se deduce que la comparecencia de Casado en la Comisión de investigación va a servir para romper cualquier lazo con Rajoy y su equipo, a los que se negará el pan y la sal. Sobre todo a María Dolores de Cospedal que aparece en las investigaciones como una de las impulsoras del espionaje con fondos reservado "por un interés personal". 

Casado tratará de obviar que Cospedal apoyó su candidatura a presidir el PP y que en 2015, cuando el escándalo estaba en su apogeo, fue nombrado miembro de la Ejecutiva. Dirá que era la cuota joven y rejuvenecedora de la dirección y que no pintaba nada...

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