Opinión

Adiós, Ciudadanos

Si la polarización merma las expectativas de las formaciones de centro, las guerras fratricidas son responsables de la desaparición de cualquier sigla. Viene esto a cuento por los estertores del partido, creado a imagen y semejanza de Albert Rivera, que estos días deberá elegir a quien seguramente sólo le quede cerrar la sede.

Reducido a la mínima expresión en su representación parlamentaria, son precisamente sus dos portavoces, Inés Arrimadas y Edmundo Bal, los que ahora se disputan el liderazgo a cara de perro y con graves acusaciones cruzadas.

Las primarias, que se votan estos días, eliminarán a uno de los dos de la cúpula del poder pero tendrán que seguirse viendo las caras en el hemiciclo del Congreso con unas relaciones personales rotas en mil pedazos.

Las personas que conforman la candidatura de Inés Arrimadas, donde ella no aparece en primer lugar, son desconocidas para la opinión pública, lo que puede dificultar, aún más, la inminente campaña de las municipales y autonómicas. Y, si al final es Bal quien se hace con el poder, el riesgo es que parte de la militancia pida la baja al considerar que, como apunta el sector contrario, su intención sea un acercamiento al PSOE de Sánchez. Para una parte importante de los pocos fieles que siguen en las filas de Ciudadanos, las cesiones del Gobierno a los independentistas catalanes y el hecho de que la modificación de los delitos de sedición y malversación les permita volver a la política, es tildado de alta traición.

La tercera cara en discordia es Begoña Villacis, anclada a su sillón de vicealcaldesa de Madrid y que apoya la candidatura de Arrimadas, entendiendo que "hay una parte del partido que considera que debe girar a la izquierda". Villacis es más partidaria de "deshacerse del sanchismo". Y, como en las guerras siempre hay varios frentes, sus oponentes la acusan de coquetear con el PP y no descartan que acabe integrándose en las filas de Almeida.

Ella no niega nada y se limita a precisar que no ha recibido ninguna oferta. Pero, si lo que le gusta de la política es "gobernar", cosa que no oculta, su futuro será acabar con los populares.

Y así, con estos mimbres, un partido que un día creyó tener al alcance de las manos la Moncloa, se enfrenta a una carrera electoral que empezará en mayo y terminará en diciembre con las generales. Es harto probable que, ninguno de los que ahora se enfrenta en primarias revalide su escaño o su concejalía: los primeros, Edmundo Bal e Inés Arrimadas. Como ocurrió con UCD, y el CDS, Ciudadanos se diluirá en el recuerdo.

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