Opinión

Los últimos de Filipinas

Entre el 30 de junio de 1898 y el 2 de junio de 1899, un destacamento español (unos cincuenta hombres), recluido en la iglesia del pueblo de Baler, en la isla de Luzón, resistió el asedio de los insurrectos filipinos. Casi un año combatiendo, pese a que en diciembre de 1898 (con la firma del Tratado de París entre España y Estados Unidos, que ponía fin formalmente a la guerra entre ambos países) España había cedido la soberanía sobre Filipinas a Estados Unidos.

Los supervivientes de aquel episodio, pasaron a la historia como los últimos de Filipinas, expresión que, en la actualidad, vale tanto para referirse a idealistas como a tontos o a esos locos que en la búsqueda de la gloria no les importa perderlo todo, incluida la vida (especialmente cuando no se trata de la suya).

La ambientación es espectacular. En medio de un paisaje extraño y exótico, casi puedes sentir como el enemigo más temido no son los rebeldes, sino el clima, el hambre y las enfermedades. Ver como el Beriberi (palabra cingalesa  que significa “no puedo”), enfermedad causada por la deficiencia de vitamina B-1, va mermando la salud y las vidas de los militares españoles encerrados, resulta verdaderamente angustioso y claustrofóbico.

Junto a las excelentes interpretaciones de los actores consagrados, como Luis Tosar, Javier Gutiérrez o Karra Elejalde, destacan las de algunos de los actores más jóvenes, como la de Alvaro Cervantes o Miguel Herranz (quien ya cuenta con un Goya al Mejor Actor Revelación 2015 por la película A cambio de nada, de Daniel Guzmán).

Aunque algo excesiva en su duración (129 minutos de metraje) la película logra mantener la atención, dejando al espectador que decida si los hechos que narra fueron una gesta heroica digna de figurar en los libros de historia o, por el contrario, se trata de un episodio vergonzoso que costó muchas vidas en nombre de una quimera.

El director consigue mostrar como los grandiosos ideales de patria y gloria (inculcados por altos mandos que siempre permanecen en retaguardia, a buen recaudo, mientras es el pueblo llano, ignorante y analfabeto, el que lucha y muere), merced al hambre y las penurias, flaquean y evolucionan hasta convertirse en miedo y desconfianza.

Como símbolo de que la tentación vive al otro lado de la empalizada, una única presencia femenina, la actriz filipina Alexandra Masangkay, para encarnar la libertad y el placer e invitar, con su maravillosa interpretando la canción Yo te diré, a desertar o entregar la plaza.

Es esta una película que refleja, con un marcado tono antibelicista, los estertores de ese colonialismo rampante que proporcionó a España un vasto imperio cuya perdida, aún hoy en día, muchos lloran.

Una buena opción para pasar un rato entretenido estas fiestas.

ULTIMOS FILIPINAS

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