Opinión

García-Page y la foto del bochorno

Ana Guarinos, presidenta del Grupo Popular en las Cortes regionales, ha anunciado que pedirán la comparecencia inmediata de García-Page para que  ...

Ana Guarinos, presidenta del Grupo Popular en las Cortes regionales, ha anunciado que pedirán la comparecencia inmediata de García-Page para que explique por qué, durante el acto de los VIII Premios Internacionales de Traducción Rey Abdullah Bin Abdulaziz celebrado en Toledo, aplaudió la entrega de uno de los galardones a una mujer que vestía el niqad.

Si no fuera porque aún tengo muy vivo el recuerdo de la desesperación y miseria en la que, durante sus cuatro laaargos años de gobierno, sumieron a numerosas familias castellanomanchegas con sus duras e inhumanas políticas de recorte, reiría a carcajada limpia cada vez que leo que tal o cual dirigente o portavoz del PP clama al cielo por los ataques que el resto de partidos infringe a la libertad y los derechos de las mujeres.

Esos mismos y mismas que llamaron a la guerra santa contra la aprobación de leyes como la de igualdad efectiva de mujeres y hombres o la del aborto, que respondían a reivindicaciones históricas del colectivo femenino, se han venido arriba  y, ante la foto de Emiliano y la premiada del niqad, dicen sentirse abochornados mientras aseguran que “las mujeres de Castilla-La Mancha no nos merecemos a un presidente machista como García-Page”. Demagogia, pero no barata sino de saldo, se le llama a eso.

Lola Merino, diputada del Grupo Parlamentario Popular, mientras profundiza en el uso maniqueo de la foto, del acto y de su significado, se pregunta “donde están las mujeres socialistas”, en clara referencia a la ausencia de declaraciones de la Directora del Instituto de la Mujer (algo que a mí también me choca), y si “van a aplaudir con su silencio”.

Ellas verán, pero yo sí voy a dar mi opinión.

La prohibición del uso del velo integral, el niqad (cubre la cara dejando hueco para los ojos y se combina con una túnica negra, la abaya, que cubre todo el cuerpo) y el burka (una túnica de cuerpo completo, típica de Afganistán, que cubre incluso los ojos con una redecilla para que las mujeres puedan ver a través de ella), es un tema controvertido y polémico.

Arabia Saudí obliga a todas las mujeres a llevar  el niqad en los lugares públicos.

El 13 de julio de 2010, al aprobar el proyecto de ley que prohibía el uso del velo integral en cualquier espacio público, Francia se convirtió en el segundo país europeo, después de Bélgica, que vetó esa vestimenta. Recurrida ante Estrasburgo por una joven francesa, en julio de 2014 la citada Ley recibió el respaldo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que rechazó los motivos de seguridad esgrimidos pero también desestimó que la prohibición (no solo se refería al burka y el niqab, sino a cualquier prenda o accesorio que ocultara el rostro de una persona) atentara contra el principio de discriminación, la libertad de pensamiento y la libertad religiosa y que, por tanto, estaba justificada por la preservación del bien superior que es la convivencia.

Aunque en España parece que existe consenso en considerar que tanto el burka como el niqab, que no forman parte de nuestra cultura, son prendas que quebrantan la libertad de la mujer, los intentos por prohibir su uso no han llegado a buen puerto.

En 2010, la Asociación Watani para la Libertad y la Justicia presentó ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) un recurso contencioso-administrativo contra la ordenanza aprobada por el Ayuntamiento de Lleida que vetaba el uso del velo integral islámico en edificios y equipamientos municipales (iniciativa a la que se sumaron otras localidades como Galapagar en Madrid o Coín en Málaga), por considerar que la prohibición no respondía a motivos de seguridad o de convivencia ciudadana, sino que se trataba de una medida discriminatoria por razón de religión.

El TSJC avaló el veto de Lleida por entender que “en la cultura occidental” el velo integral puede “perturbar la tranquilidad” de otros ciudadanos porque “oculta el rostro”. La Asociación Watani recurrió, entonces, al Tribunal Supremo que revocó la prohibición argumentando que dicha restricción no está regulada por una ley y vulnera el derecho a la libertad religiosa.

Los alegatos del Ayuntamiento de Lleida, que justificó su decisión por cuestiones de orden público y por considerar que el velo integral atenta contra la igualdad de la mujer, fueron rechazados por el alto tribunal por considerar que “la realidad de esa perturbación de la tranquilidad en nuestra cultura occidental carece de una demostración convincente”. La sentencia señala que “por grande que sea el choque de esta vestimenta con las concepciones culturales no resulta aceptable prescindir de que ese uso sea voluntario o no”. Además, los magistrados sostienen que no se puede justificar la prohibición por pensar que “la mujer al vestir en nuestros espacios públicos el velo integral lo hace no libremente sino como una coacción externa contraria a la igualdad de la mujer”.

Si el Tribunal Supremo, máximo responsable de la unidad de interpretación de la jurisprudencia en España, termina su resolución afirmando que prohibir este tipo de vestimenta “tiene un efecto perverso: el enclaustramiento de la mujer en su entorno familiar inmediato” si se “le cierran los espacios públicos”, que levante la mano quien pueda juzgar a Page cuando, ante el aluvión de críticas recibidas por aparecer en la ya famosa foto aplaudiendo a la única mujer premiada ataviada con el niqad, se defendió afirmando que él no iba a "hacer el atropello personal de no aplaudir el que le hayan dado un premio científico de alto prestigio en el mundo".

Por todo lo expuesto, considero que Page, pese a su evidente incomodidad, hizo lo que tenía que hacer.

Pero también considero que nuestro Presidente desaprovechó el magnífico escaparate que el acto le ofrecía para dejar claro en su discurso que Castilla-La Mancha está en contra de cualquier medida, uso o costumbre, que denigre a las mujeres, impida su igualdad o coarte su libertad.

Comentarios