Opinión

El Hombre de la RAE

Aunque nacido de la mente de un ingenioso manchego para hacernos reír, no puedo dejar de pensar que en estos días de zozobra en los que se debate esta España nuestra, solo alguien como El Hombre de la RAE (el tío de la vara que defiende el buen hablar y aparece cuando se hace un mal uso del lenguaje) podría acabar con la estupefacción que produce el hecho de que acciones de un salvajismo imposible de justificar, lejos de centrarse en las causas y consecuencias de las mismas, hayan derivado en un debate terminológico.

Las victimas se han convertido en un sujeto elíptico, prácticamente se las omite, y lejos de empatizar con ellas y su sufrimiento, se duda de su inocencia, resistencia, vulnerabilidad  y de su aquiescencia. Se escarba, analiza y crítica el antes, durante y después de esa “condición” adquirida por obra y gracia de “otros”, mientras la sociedad, perdida en la absurda e inexplicable búsqueda del vocablo más idóneo, parece emperrada en matizar, mitigar, exculpar y justificar, el comportamiento criminal de esos “otros”.

El Hombre de la Rae contra los magistrado de la Audiencia Provincial de Navarra por flagrante desconocimiento del significado de los términos “intimidación” y “violencia” pese a recogerse en las más de 300 páginas de la sentencia contra los integrantes de la Manada frases como ésta: “Rodeada por cinco varones, de edades muy superiores y fuerte complexión (…) la denunciante se sintió impresionada y sin capacidad de reacción”. O esta: “En los dos últimos vídeos (la víctima) está agazapada, acorralada contra la pared por dos de los procesados. Expresó gritos que reflejan dolor (…) Las imágenes evidencian que la denunciante estaba atemorizada y sometida a la voluntad de los procesados”.  

El Hombre de la Rae contra el magistrado Ricardo González, el del voto discrepante,  quien pese a decirse en la sentencia: “No percibimos en dichos vídeos ningún signo que nos permita valorar bienestar, sosiego, comodidad, goce o disfrute en la situación por parte de la denunciante”, se atreve a afirmar que lo que él ve en el video es la práctica de sexo “en un ambiente de jolgorio (regocijo, fiesta, diversión bulliciosa)”.

Y por si esto no era suficiente, tras más de 800 personas asesinadas en atentados terroristas, que ellos denominan “lucha armada”, ahora viene ETA y su “perdón” inclusivo para unos, los que según ellosno tenían una participación directa en el conflicto”, y excluyente para el resto.

No sé a ustedes pero a mí, además de asco, tamaña perversión del lenguaje me produce una tristeza infinita.

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