Opinión

Batman v. Superman: el amanecer de la Justicia

Pese a los insistentes rumores sobre su más que dudosa calidad y nula capacidad de entretenimiento, decidí darle una oportunidad …. 

Pese a los insistentes rumores sobre su más que dudosa calidad y nula capacidad de entretenimiento, decidí darle una oportunidad…. ¡Me equivoqué!

Si esto es parte de la crítica que escribí sobre “El caballero oscuro: La leyenda renace, última del hombre murciélago dirigida por Christopher Nolan e interpretada por Christian Bale, que titulé La GOTHAM que colmó el vaso: “Tal vez sea la irritación de Bale, harto de interpretar a este personaje, o el nerviosismo del director, ante su incapacidad para superar la primera de la saga que dirigió, el caso es que todo se descontrola y tenemos un batiburrillo infumable y muy muy previsible”. Y esto parte de la que escribí sobre El hombre de acero, primera dirigida por Zack Snyder, que titule Mucho, mucho ruido: “Aunque Henry Cavill ha dotado a este superhéroe, gracias a su impresionante físico y al nuevo diseño del traje (al que, por fin, le han quitado los ridículos calzoncillos rojos por fuera), de un atractivo sexual del que siempre careció, no le aporta nada más”…. ¡Quien me manda!

Aunque hay excepciones (El padrino, El señor de los anillos y 007 cuando Daniel Craig lo resucitó), los aficionados al cine sabemos que en esto de las sagas cuando el episodio anterior te ha aburrido hasta el colapso es un error poner la otra mejilla, porque si son pocas las que soportan segundos episodios no digamos ya terceros o cuartos, por mucho que siempre haya un nuevo actor dispuesto a meter barriga para caber en el traje y otro director convencido de que las palabras mágicas (return, begin, origen o regreso) distraerán nuestra espectadora atención impidiéndonos ver que intenta colocarnos la misma historia otra vez.

Vamos con el argumento.

Como parece que en Gotham City ya está todo el pescado vendido, para introducir a Ben Affleck (firme candidato para arrebatarle a George Clooney el título de peor Batman de la historia) en su nuevo papel, a Zack Snyder no se le ocurre nada mejor que mandarlo a Metropoli para disputarle a Superman, al más puro estilo pandillero, su territorio. ¿Qué ha hecho Súper? Pues la cosa es que no ha hecho nada pero a Bat, más canoso, agrio y marmóreo que la última vez,  se le ha metido en el melón que acabará volviéndose contra la humanidad porque no es uno de los nuestros.

Ocupados con tanto mamporro (ya se sabe que por muchos poderes que tenga uno cuando la cosa se complica nada como darse de hostias para arreglar el mundo), en medio de un despliegue pirotécnico que ya querrían para si los valencianos, ninguno se percata de que el auténtico representante del mal, el estridente y megalómano empresario Lex Luthor (un Jesse Eisenberg que con su discurso apocalíptico, nervioso e inconexo me recordaba a Jeffrey Gones, el personaje de Brad Pitt en Doce monos de Terry Gilliam) es quien mueve los hilos para enfrentarlos y de paso hacerse con el control del mundo.

Si algo queda claro en Batman v. Superman: Dawn of Justice, es que por mucho que la acción se reparta a lo largo de 153 largos minutos (130 de carreras, caídas, explosiones y puñetazos y 23 de penosos diálogos), dos superhéroes son demasiado para una sola ciudad, sesión y sala.

Ante el preocupante aumento del número de personas que tras visionar Batman v. Superman: el amanecer de la Justicia han experimentado hastío, aburrimiento y fatiga crónica, las autoridades sanitarias aconsejan elegir otra película para combatir estos síntomas.

Por ejemplo, Cien años de perdón, de Daniel Calparsoro, una fantástica película que tomando como punto de partida el atraco a un banco nos ofrece, de una manera brillante, entretenida y con mucho sentido del humor, un estupendo retrato de la sociedad española actual.

Hagan caso, les gustará.

¡Además, ganan los buenos!

BATMAN SUPERMAN

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