El edadismo
Más que el edadismo, esto es, la discriminación que sufren las personas mayores, el problema es la edad, aunque, eso sí, el edadismo lo agrava. La sociedad no cuenta con la gente de edad avanzada para nada, salvo para sacarle las perras de la jubilación con todo suerte de artefactos y productos absurdos, y yo creo que no cuenta porque teme que esa gente, que se crió sin las mamarrachadas tecnológicas que hoy tanto embrutecen, les revele lo estúpida que es. Sin embargo, a quien debería temer la sociedad es a los que, en el otro extremo de la vida, en su adolescencia y primera juventud, votarían fascismo si les dejaran.
La edad, en efecto, es el problema: la mucha, porque todo se va descangallando inexorablemente, y la poca, porque el conocimiento brilla, en general, por su ausencia. A los ancianos, y a los que van camino de serlo, se les desoye, se les aparta, se les confina o se les dice tonterías como que la vejez es maravillosa, pero con los muy jóvenes se quiere hace algo peor si cabe, peor para la sociedad en su conjunto se entiende: concederles el derecho al voto desde los 16 años.
A quien se le haya ocurrido tan desastrosa idea debe estar hoy aterrado de su ocurrencia al conocer las encuestas que revelan que una mayoría de las criaturas entre 16 y 18 años simpatiza abiertamente, si es que no está enamorado hasta las trancas, de las ideas, llamémoslas así, de la ultraderecha, eufemismo con el que se designa al fascismo, o al nazismo, o al franquismo de toda vida. El edadismo está tan presente que no hay más que ver esos sueltos o reportajes de prensa en los que tras el nombre de una persona ponen, entre paréntesis, el guarismo de su edad, y por estar tan presente, a los estragos que causa pudiera sumar otros peores. La mucha edad es jodida, pero más para el que la tiene que para los demás, aunque esos demás se quejan mucho de la "carga" de esos mayores a los que se dejó de echar cuentas, pero la poca edad también lo es, y en este caso para los demás, si hoy, tal y cómo andan las cosas, se la convocara a votar.