Opinión

Un ejemplo lamentable para España

Cuesta mucho trabajo entender el comportamiento de los partidos políticos a estas alturas de la evolución de la democracia española. Ese horrible comportamiento afecta a cada partido en su individualidad, a la derecha como conjunto y lo mismo a la izquierda. Quiero decir que en estos momentos históricos podemos hablar de una profunda crisis que afecta a la idea misma de partido y a su concepción como instrumento de la vida democrática. Ahora mismo la división es la divisa de todos, y de ella no se salva nadie, tal vez con la excepción incompleta del PSOE, aunque no han desaparecido las reminiscencias del próximo pasado. 

División dentro del PP entre los herederos de Rajoy y los de Aznar y compañía. División dentro de Ciudadanos entre los múltiples grupúsculos que han ido tomando forma. Algo parecido en Podemos, aunque mucho más difícil de entender, por tratarse de un partido que llegó comiéndose el mundo. Se supone que ni siquiera Vox va a librarse de la peste divisionaria. O la clase política española se toma en serio su tarea o todo puede terminar muy mal. Porque de momento, aquí no se salva  nadie. Ahora mismo, lo más escandaloso es el enfrentamiento del PSOE con Unidas Podemos, que cuando escribo esto les falta poco para salir a bofetada limpia. La situación interna de Ciudadanos es algo parecido. 

El ejemplo que todos están dando al país es lamentable, claro, y ahora lo que esperamos es que nos expliquen los porqués de esta situación a la que se ha llegado. Mi opinión es que fundamentalmente se debe a la pérdida de una buena parte de la limpieza de miras que como clase política tendría que caracterizarles. Es absolutamente incomprensible, por ejemplo, ese paso de los meses en el estancamiento político y en la ausencia de esfuerzos para sacar adelante las investiduras, empezando por supuesto con la del que haya de ser presidente del Gobierno. Venga, que nos den ya una explicación capaz de convencernos o al menos de hacer que entendamos lo que les pasa por dentro. 

Supongo que el Rey Felipe VI, que es el Jefe del Estado, se habrá planteado la gravedad de la situación y la necesidad de la puesta en marcha con urgencia de los cauces para sacar adelante las soluciones oportunas. Lo importante son las soluciones, no la discusión sobre si la decisión de si el Rey puede o no puede o debe o no debe tomar cartas en el asunto. Lo que yo digo es que el Rey también está para ayudar a solucionar los grandes problemas, y el más grande ahora es el que nos ocupa. No hace falta ser monárquicos para entender que Felipe está deseando entrar ya en soluciones, junto al resto de la clase política y demás responsables de la marcha del país. 

El otro polo es que el que era tándem Sánchez-Iglesias, no puede dejar pasar ni un solo día más sin recuperar la filosofía y la estrategia de hace un par de meses. Es muy urgente que el rumbo económico y el social se recuperen y que los responsables del PSOE y de Podemos ejerzan esa recuperación, de la cual depende que lo que venga sea el caos o la profunda rectificación del rumbo político general, de lo que también depende la marcha ordenada de este país hacia su futuro estable y próspero, la gran meta en la que todos estamos obligados a comprometernos. Y si no lo hacemos, ¿a quién podremos echar la culpa? Pues a nadie, obviamente, porque los culpables seremos todos. 

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