En este momento de la legislatura cuando se va acercando el final de la legislatura, y cuando más se ha tensionado las relaciones entre los partidos de la coalición de gobierno y a su vez con sus socios parlamentarios se hace más interesante poder intuir cuales podrían ser los riesgos o posibles medidas de acción política de un gobierno de la derecha y la ultraderecha en España.
LA polarización política de nuestro país en demasiadas ocasiones también pretende ocultar o al menos no mostrar a las claras cuales pueden ser las medidas concretas de los partidos de la oposición una vez llegados al gobierno. Pero la oposición parlamentaria de estos a algunas medidas nos dejan una impresión bastante ajustada a la realidad posible tras las próximas elecciones generales.
En cuanto al mundo del trabajo de acuerdo con sus votaciones parlamentarias el bipartito PP y Vox tumbarían la reforma laboral. Esta nueva normativa laboral, aunque es de contenido bastante moderado al ser pactado con empresarios y sindicatos ha conseguido la mayor tasa de crecimiento de contratos indefinidos en años. Reduciendo así la precariedad y temporalidad de los trabajadores españoles. AL igual que ha dificultad la competencia desleal entre empresas al prohibir que los convenios colectivos de empresa sean de menor cuantía que los del sector de referencia. Las políticas laborales durante la pandemia han cambiado la dinámica de despidos masivos por los ERTES favoreciendo medidas temporales de ajuste laboral, en contraposición a las medidas clásicas de despido y no renovación de empleados temporales. Igualmente, PP y VOX se han negado apoyar la subida del salario mínimo interprofesional al argumentar que esta medida era negativa para la creación de empleo. España era uno de los países con menor salario mínimo algo que en los últimos años se ha venido corrigiendo. Lejos de cumplirse esta predicción la economía española a pesar de los males que nos han aquejado, como por ejemplo la pandemia, ha generado de manera neta uno de los mayores niveles de crecimiento del empleo. Contradiciendo así a los mediáticos economistas neoliberales en los que se apoyan PP y VOX. Las políticas laborales de Yolanda Diaz además de ser positivas para los trabajadores han tenido un reflejo muy positivo en la economía real, algo que no solo crea el rechazo del PP y Vox sino de buena parte del PS en el gobierno.
Igual de reseñables han sido los acuerdos de pensiones que mejoran sustancialmente las pensiones de más de 8 millones de españoles. Estas subidas tuvieron el rechazo claro del PP y VOX. Al ser preguntada la portavoz Gamarra de si el PP congelaría las pensiones, en caso de gobernar, se negó a contestar y se fue por la tangente. Todos estos pensionistas pueden vislumbrar lo que pasará con un gobierno de derecha y ultraderecha….
Las medias económicas del gobierno para paliar la estafa tarifaria eléctrica y las subidas de precio de los carburantes tampoco han tenido el apoyo de PP y VOX, y pretendían mantener en el congreso los beneficios escandalosos de las eléctricas. Estas medidas lejos de intervenir duramente en los beneficios empresariales solo han subvencionado con dinero público a los carburantes y limitado el precio del gas para producir energía eléctrica. Medidas estas bastante lejanas de un intervencionismo de corte socialista como alega la derecha. Estas medidas vienen a aliviar los desmesurados precios de la energía y a poner un poco de orden en unos beneficios “fraudulentamente legales” de las empresas energéticas.
Todas estas políticas laborales y económicas vienen a corregir uno de los grandes males sociales que padece España; la creciente desigualdad social , algo de lo que la derecha no quiere ni oír hablar incluso niegan que haya clases sociales . AL negar esto borran de un plumazo el posible debate de las causas y medidas a tomar.
A nivel de las políticas de igualdad de género es innegable que los mensajes del PP y especialmente de VOX son de impugnar de manera intensa las políticas del gobierno. Lo más escandaloso puede ser la negación por parte de VOX de la propia existencia de la violencia contra las mujeres. En otros asuntos como los de la interrupción voluntaria del embarazo no lo hacen públicamente conscientes del rechazo mayoritario que causarían. Aunque pueda parecer que esos derechos ya están consolidados en el mundo occidental no hay más que mirar a EEUU para ver que ninguna política es irreversible, y que la ofensiva reaccionaria es de todo menos tímida. LA negativa a reconocer la violencia machista o las discriminaciones de la mujer son evidentes. Los mensajes de la derecha que intenta frivolizar o menospreciar las políticas de genero con los famosos “ chiringuitos “ o similares no hacen más que oscurecer que la financiación de las política de mujer se van en ayudar a las propias víctimas y a sus hijos. Políticas de discriminación positiva en el ámbito laboral, casas de acogida en la primera atención, campañas de sensibilización y detección de la violencia etcc…. En este aspecto la derecha y la ultraderecha tienen una ventaja; afortunadamente la violencia contra las mujeres no afecta a la mayoría de la población lo que hace que sea más fácil el ataque y generar incomprensión social hacia esas políticas. Sobre todo, de la parte que no sufre esa violencia. Estas políticas han demostrado su eficiencia y a pesar de ello aun vemos como crece el machismo entre las franjas más jóvenes de la población.
EN otros ámbitos es especialmente significativo el rechazo de las políticas gubernamentales que han favorecido al campo español. Es ciertamente incomprensible que siendo uno de los caladeros de la derecha hayan sido tan irresponsables, o quizás no. PP y VOX saben que voten lo que voten en el congreso aún tendrán una infantería fiel entre estos sectores históricamente conservadores. Solo con la defensa incondicional de los Toros y la caza ya tienen asegurado el apoyo de un parte importante de ese segmento social.
Todas estas medidas, y otras muchas que no señalo por falta de espacio, conforman una ofensiva reaccionaria de PP y VOX que si se materializan en un gobierno pueden ser demoledora para la calidad de vida de millones de ciudadanos, incluso de los que les apoyan por criterios “patrióticos” sin ser muy conscientes de sus políticas concretas.
