Opinión

Si Vox es agradecido

Si el partido político Vox es agradecido, debería dar muestras de reconocimiento a todas esas personas que han contribuido, de manera contundente, a su excelente cosecha de diputados.

En primer lugar, deberían localizar al gorila que se subió a la baca de uno de los automóviles que usaron durante la campaña, y que golpeaba el techo con la fidedigna habilidad de lo que solemos ver en la 2 de TVE. O bien era un macaco disfrazado de ser humano, dada la crisis de los zoos y la campaña gubernamental para matar al circo, o se trata de un acérrimo seguidor del segundo canal, porque la perfección de sus gestos y de su acción resultaron insuperables. Los dirigentes de VOX están en deuda con ese individuo y deberían enviarle un regalo, porque esa imagen del mono enloquecido de odio les valió, al menos, dos o tres diputados.

Asimismo, deberían mostrar su complacencia indudable con Pablo Casado, que se ha portado con una cortesía, quizás difícil de entender por tortuosa, pero muy eficaz.

El primer detalle cortés que llevó a cabo Pablo Casado, en favor de Vox, fue prescindir de una persona tan inteligente como Cayetana Alvarez de Toledo, aunque eso era obligado porque las personas que poseen pensamiento propio suelen ser muy incómodas en los partidos. Su segundo detalle fue aquél divorcio feroz, aquél alejamiento de Vox en el Congreso de los Diputados, aceptando la interesada adscripción del PSOE de que Vox es la extrema derecha.

Y, el tercero, que tardará en olvidarse, fue su sentimentalismo retroactivo por la actuación policial contra los golpistas, ¡pobre Casado! que todavía lo recuerda pasados ya más de tres años. Su exquisita sensibilidad ha contribuido a que muchos votantes del PP se fueran a Vox.

Y los agradecimientos en caliente, que, luego, todo se olvida.

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